Page 410 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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segundo libro de la República, Platón describe un anillo que, cuando el engaste estaba
vuelto hacia dentro, volvía invisible a su portador. Gracias a él, el pastor Giges llegó al
trono de Lidia. Flavio Josefo también describe los anillos mágicos diseñados por
Moisés y el rey Salomón y Aristóteles menciona uno que proporcionaba amor y honor
a su poseedor. En su capítulo sobre este tema, Enrique Cornelio Agripa no solo
menciona los mismos anillos, sino que además afirma, basándose en la autoridad de
Filóstrato, que Apolonio de Tiana prolongó su vida durante más de ciento treinta años
con la ayuda de siete anillos mágicos que le obsequió un príncipe de las Indias
Orientales. Cada uno de aquellos siete anillos llevaba engastada una piedra preciosa
que poseía la naturaleza de uno de los siete planetas dominantes de la semana y, al
cambiar a diario los anillos, Apolonio se protegía de la enfermedad y de la muerte,
gracias a la intervención de las influencias planetarias El filósofo también enseñó a sus
discípulos las virtudes de aquellas joyas talismánicas y consideraba aquella
información imprescindible para el teúrgo. Agripa describe la preparación de anillos
mágicos con las siguientes palabras: «Cuando cualquier estrella [planeta] asciende
afortunadamente, con el aspecto o conjunción favorable de la luna, debemos tomar
una piedra y una planta que estén bajo aquella estrella y hacer un anillo del metal que
sea adecuado para ella y engastar en él la piedra y poner la planta o la raíz debajo, sin
omitir las inscripciones de imágenes, nombres y caracteres, así como también las
sufumigaciones correspondientes». [101]
Hace tiempo que se toma el anillo como símbolo de consecución, perfección e
inmortalidad; esto último se debe a que el aro de metal precioso no tiene principio ni
final. En los Misterios, los iniciados llevaban anillos cincelados para parecer una
serpiente con la cola en la boca, como prueba material de la posición que habían
alcanzado en la orden. Los hierofantes llevaban sellos en los que se grababan
determinados emblemas secretos y no era extraño que un mensajero, para demostrar
que era el representante oficial de un príncipe o de algún otro dignatario, portara junto
con el mensaje una impresión del anillo de su amo o el propio sello. La intención
original del anillo de boda era implicar que en la naturaleza de su portador se había
alcanzado el estado de equilibrio y totalidad. Por consiguiente, aquella banda sencilla
de oro daba fe de la unión del Ser Superior (Dios) con el ser inferior (la Naturaleza) y
la ceremonia que consumaba aquella unión indisoluble de la Divinidad y la
humanidad en la naturaleza única del místico iniciado constituía el matrimonio
hermético de los Misterios.
Al describir las insignias del mago, Éliphas Lévi declara que el domingo (el día del