Page 429 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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acaba ganando el demonio. El mago firma el pacto entre él y el demonio con su propia
sangre, porque en el arcano de la magia se declara que «quien controla la sangre de
otro controla su alma». Mientras el mago no falle, el elemental cumplirá al pie de la
letra su obligación en virtud del pacto, pero el demonio hará todo lo posible para que
el mago no pueda cumplir su parte del acuerdo. Cuando el mago, situado dentro de su
círculo, haya invocado el espíritu que desea controlar y le haya transmitido su
intención, el espíritu responderá algo así como: «No puedo acceder a tu pedido ni
satisfacerlo, a menos que dentro de cincuenta años te entregues a mí en cuerpo y alma,
para que yo haga lo que me plazca».
Si el mago se niega, se discutirán otras condiciones. Es posible que el espíritu
diga: «Estaré a tu servicio mientras todos los viernes por la mañana salgas a la calle a
dar limosna en nombre de Lucifer. Serás mío la primera vez que dejes de hacerlo».
Si el mago se sigue negando, porque se da cuenta de que el demonio hará que le
resulte imposible atenerse al contrato, se discutirán otros términos, hasta llegar
finalmente a un pacto, que podría ser como sigue: «Por el presente me comprometo
ante el Gran Espíritu Lucífugo, príncipe de los demonios, a que todos los años le
entregaré un alma humana para que haga con ella lo que le plazca y a cambio
Lucífugo se compromete a otorgarme los tesoros de la tierra y a cumplir todos mis
deseos mientras dure mi vida natural. Si no consigo entregarle todos los años la
ofrenda mencionada, le entregaré mi propia alma. Firmado:…». [El invocador firma el
pacto con su propia sangre.]
El Pentáculo
Para el simbolismo, una figura invertida siempre significa un poder depravado. Una
persona corriente ni siquiera sospecha las propiedades ocultas de los pentáculos
emblemáticos. Al respecto ha escrito el gran Paracelso: «No cabe duda de que muchos
se burlarán de los sellos, sus caracteres y sus usos, como se describen en estos libros,
porque les resulta increíble que los metales y los caracteres, que están muertos,
produzcan algún efecto. Sin embargo, nadie ha demostrado jamás que los metales y
tampoco que los caracteres, como los conocemos, estén muertos, porque las sales, el
azufre y las quintaesencias de los metales son lo que mejor conserva la vida humana y
son muy superiores a todas las demás plantas herbáceas con propiedades
medicinales». [107]