Page 633 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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                               LA ALQUIMIA Y SUS PARTIDARIOS





  ¿Es posible transmutar los metales de baja ley en oro o se trata de una idea que bien
  puede despertar las burlas de los eruditos del mundo moderno? La alquimia fue más

  que  un  arte  especulativo:  fue  también  un  arte  activo.  Desde  la  época  del  Hermes

  inmortal, los alquimistas han afirmado —y no les faltaban pruebas para corroborarlo
  —  que  podían  fabricar  oro  a  partir  de  estaño,  plata,  plomo  y  mercurio.  Resulta

  insostenible que la pléyade de mentes filosóficas y científicas brillantes que, durante

  un  período  de  dos  mil  años,  afirmaron  que  era  posible  la  transmutación  y  la

  multiplicación  de  los  metales  fueran  totalmente  sensatos  y  racionales  en  todos  los
  demás problemas filosóficos y científicos y que, no obstante, estuvieran equivocados

  sin  remedio  en  este  único  punto.  Tampoco  tiene  sentido  que  los  centenares  de

  personas  que,  según  decían,  habían  visto  y  realizado  transmutaciones  de  metales

  fueran todos cándidos, estúpidos o mentirosos.
       Quienes  suponen  que  todos  los  alquimistas  tenían  una  mentalidad  precaria  se

  verían  obligados  a  incluir  en  esta  categoría  a  la  mayoría  de  los  filósofos  y  los

  científicos del mundo antiguo y el medieval. Emperadores, príncipes, sacerdotes y la
  gente corriente han presenciado el milagro aparente de la metamorfosis de los metales.

  A  la  vista  de  los  testimonios  existentes,  cualquiera  tiene  el  privilegio  de  no  dejarse

  convencer, pero el que se burla decide pasar por alto algunas pruebas que merecen ser

  tratadas con respeto. Muchos grandes alquimistas y filósofos herméticos ocupan un
  lugar de honor en la galería de personajes famosos, mientras que sus innumerables

  críticos  permanecen  en  el  anonimato.  Resulta  imposible  mencionar  a  todos  los  que

  han buscado con sinceridad los grandes arcanos de la naturaleza, pero unos cuantos

  serán  suficientes  para  familiarizar  al  lector  con  el  tipo  de  intelecto  superior  que  se
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