Page 30 - Diálogos
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grandes cantidades de odio, así, por lo menos cuando
          mueras, harás feliz a mucha gente. Pero no sé, solo
          sé que tengo dos cajetillas de cigarros y mucho im-
          productivo  tiempo  libre.  Qué  desperdicio,  hacer  cosas
          tontas como trabajar, comer y sonreír cuando me dicen
          "pendejo".  Ya lo dijeron los gnomos tompin y lombriz,
          seguro era un hijo de cañón. Que se la pasaba es-
          cupiendo,  como  el  pene  en  el  momento  de  mayor
          placer, cuando cierras sus (tus) manos sobre su cuello,
          viendo toda esa serie de cambios, primero la intriga,
          luego la confusión, después el horror para terminar en
          la esperanza de ver cara a cara a la muerte, salu-
          dándola despacio, ¿cómo está usted querida muerte?,
          tanto  tiempo  esperando,  ¡Toda  la  vida!,  pero  bueno,
          me da gusto que ya llegó, deme su brazo que yo la
          sigo.  Yo  solo  digo  que  el  tiempo  no  se  da  en  los
          árboles.  Hay  que  fabricarlo,  quererlo,  amamantarlo,
          como lo hubiera hecho esa serpiente con sus grandes
          senos, a Lucio y Marcos, antes de que se apuñalaran
          hasta la muerte, muriendo lento, viendo la sangre caer
          a la tierra, donde pronto crecerá una flor blanca con
          líneas  rosas  y  cuatro  espinas  en  cada  rama,  frágil,
          como lo es la existencia del alma, la carne humana
          y los cuentos para colorear.

          ¿Y es que acaso alguien me puede decir que, siendo
          yo, no soy yo, si no lo que tú crees que soy?












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