Page 33 - Diálogos
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Besos muertos
Llegaste un día en el que la lluvia caía refrescante.
Llegaste mordiéndote las uñas, con una blusa holgada
y un tatuaje en la espalda. Llegaste de donde nace el
viento y la noche se alarga. Llegaste dándome un beso,
allá donde no existe el infierno.
Llegaste, según yo, para quedarte.
Y hoy te has ido.
Dejándome solamente una frazada de algodón y un
viejo estéreo. Dejándome los discos de acetato y aque-
llos cuadros sin marcos. Dejándome solo en la noche,
gritando tu nombre. Dejándome un corazón agujerado
y un poco de pescado salado. Solo… Dejándome.
Dejándome, según tú, para cuidarme.
Hoy mi mente reposa pesadamente en mis manos. La
gente pasa, los conocidos se acercan, los familiares
lloran, los perros ladran. Este cuarto está lleno de
irrealidades, lleno de recuerdos viejos, de fotografías
guardadas en un cajón. Cuadros que muestran un
cristo crucificado, una foto de ambos y un bosque
donde predomina un lago. Mis pensamientos se han
bloqueado, mis pies se han detenido, mi corazón se
ha partido.
Mi corazón se ha ido contigo.
Te lo has llevado allá donde estás. Allá donde el
destino se ha vuelto insípido, donde los sueños mueren,
donde el cielo se ha perdido.
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