Page 46 - Orestiada. Agamenón. Las Coéforas. Las Euménides
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ORESTIADA
lismo de estos seres míticos, cuya plasticidad por medio de las
palabras intenta representar el peso de la conciencia o del remor-
dimiento. El matricidio es tabú más allá de las razones religiosas
que acorralan al joven y de la consecución de la justicia en térmi-
nos familiares y de la misma polis, tal como se lee en las razones
que Atenea traza persuasivamente para que las Erinias truequen
en Euménides. Que esto es así se comprende porque sólo Ores-
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tes puede mirar a estas deidades terroríficas; el miedo es diáfana-
mente interno y se vuelca en las palabras del héroe, tratando de
proyectar el castigo por el asesinato cometido. Sólo el hybristés,
el ser humano que traspasa la frontera de lo permitido, es capaz
de observar la violencia pavorosa que nace de sus actos erróneos,
en el espejo de su conciencia; y tales errores no son voluntad del
sujeto, sino que se ve impelido por los dioses al arribo de una
encrucijada, sin opciones. Y el personaje trágico deviene, a su vez,
en el reflejo de la conciencia colectiva que tendría frente así mis-
mo, en los espectadores. Las deidades por su propia naturaleza o
los intermediarios de éstas con los hombres, como es el caso de la
Pitia, también son capaces de mirar la Erinia/conciencia porque
comparten en cierta medida la misma naturaleza que constriñe al
sujeto. La sacerdotisa de Apolo dice:
Frente a este hombre, una perturbadora comparsa
de mujeres está durmiendo, en los sitiales sentada.
Pero afirmo que no son mujeres, sino Gorgonas,
y ni a las mismas Gorgonas puedo comparar por sus trazas,
pues hace poco las vi pintadas cuando de Fineo
79 Aesch., Eum., 794 ss.
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