Page 98 - Los siete sabios de Grecia, en sus siete veneradas sentencias
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frió, sil porfiada temeridad despi-
dió gustoso la vida, diciendo: Hoy
renazco, pues asi muero, publicán-
dose su inmortal gloria en la heroy-
cidad de su fin. A este termino su-
po llegar un espíritu Gentil, solo
alumbrado de la tibia luz de la Mo-
ral Filosofía. Quál pues debe ser U
fortaleza de un Christiano héroe,
que mirando la eterna vida sin fin,
no debe proponerse otra gloriosa
meta, que llegar constante al fin de
lo caduco, para renacer inmortal
cn^ lo eterno?
Alexandro consintió desde niño
en el fin heroyco de ser el mayor
de los Monarcas, y sin serlo se en-
senaba en las mas sumptuosas mag-
nificencias, y al prevenirse esforza-
do a su primera empresa, repartió
liberal todas las heredades, pose-
y
siones paternas a sus Capitanes;
y
uno de ellos, llamado Perdicas, no
queriendo admitir una rica pose-
sión,