Page 102 - Los siete sabios de Grecia, en sus siete veneradas sentencias

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los vacíos espacios del viento. Pe-
ro si se considera el fin de transpor-
tar un monte de labrados marmoles;
para guardar ias desechas cenizas
de un cadáver, sin otro beneficio
publico, soio sirvió de la mas justa
murmuración tan magnifica obra,
atendiendo á lo ridiculo del fin.
Las celebradas Pirámides de
Egypto, por el mismo inutilisimo
fin, solo sirvieron de empobrecer
con su costosa fabrica los Reynos,
apurando los mas poderosos erarios,
para que fuesen inútil desperdicio
del viento.
El Júpiter Olympico , si se con-
sidera lo profano del fin a que se
dirigió, debe carecer del prudente
aplauso. Y si la ceguedad de aque-
llos tiempos calificó el fin en su ve-
nerada deidad de Júpiter, pudo des-
tinar a su formación otra mas noble
materia, para quitar á Marcial el
motivo de escarnecer los huesos de