Page 40 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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PROTOCOLO XI.



                         El programa de la nueva Constitución.- Algunos pormenores del golpe de
                  Estado proyectado.- Los Gentiles, rebaño de borregos.-La Francmasonería secreta y
                  sus logias de apariencia.



                         El Consejo de Estado tiene por objeto hacer destacar el poder del gobierno:
                  bajo la apariencia de un cuerpo legislativo, será en realidad un comité de redacción
                  de las leyes y de los decretos del gobierno.

                         He aquí el Programa de la nueva Constitución que preparamos: Crearemos la
                  Ley, el derecho y el tribunal.

                     1) bajo la forma de proposiciones al Cuerpo Legislativo.
                     2) por medio de decretos presidenciales, por actas del Senado y por resoluciones
                     del Consejo de Estado, bajo la forma de órdenes ministeriales.
                     3) en caso de que se juzgue oportuno, por medio del golpe de estado.


                         Una vez que de manera aproximada dejamos establecido este modus
                  operandi, tratemos algo más detalladamente de las medidas que nos servirán para
                  acabar  la  transformación  del  Estado  en  el  sentido  de  que  ya  hemos  hablado.
                  Pretendo hablar de la libertad de la prensa, del derecho de asociación, de la libertad
                  de conciencia, del principio electivo, y de otras muchas cosas que deberán
                  desaparecer del repertorio humano, o al menos alterarse radicalmente, tan luego
                  como la nueva Constitución se haya promulgado.

                         Entonces será cuando nos sea posible promulgar todas nuestras leyes al
                  mismo tiempo. Después, cualquier cambio sensible sería perjudicial por esta razón:
                  si la modificación se opera en el sentido de la severidad y del rigor, puede causar la
                  desesperación provocada por el temor de nuevos cambios en el mismo sentido; si,
                  por el contrario, es en el sentido de mayores complacencias, se dirá que hemos
                  reconocido nuestros errores, y esto debilitará el prestigio de la infalibilidad de
                  nuestro gobierno, o bien se dirá que hemos tenido temor y nos vimos obligados a
                  hacer concesiones, que nadie nos agradecerá ni a nadie obligarán con nosotros.
                  Ambas cosas perjudican el prestigio de la nueva Constitución. Queremos que desde
                  el día de su promulgación, cuando los pueblos estén aún estupefactos por el golpe
                  de estado que hemos de dar, cuando estén aún invadidos por el terror y perplejos,
                  en ese preciso momento reconozcan que somos tan fuertes, tan invulnerables, tan
                  poderosos,   que  no   contaremos   con  ellos  para  nada;  que  no  solamente   no
                  atenderemos sus opiniones y pareceres, sino que estamos dispuestos y a punto de
                  reprimir toda expresión, toda manifestación de estos deseos y de estas opiniones,
                  con una autoridad indiscutible; que de un solo golpe nos hemos adueñado de todo
                  lo que nos era necesario y que en ningún caso estamos dispuestos a compartir



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