Page 44 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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Los órganos de carácter oficial estarán en primera línea. Vigilarán siempre
                  nuestros intereses y esta razón hace que su influencia sea casi nula.

                         En la segunda fila estarán los oficiosos, cuyo papel será atraer a los
                  indiferentes y a los tibios.

                         En tercera fila colocaremos a nuestra pretendida oposición.

                         Un órgano, cuando menos, será el antípoda de nuestras ideas. Nuestros
                  contrarios tomarán a este pseudoopositor por un aliado suyo y nos descubrirá su
                  juego. Representarán nuestros periódicos todas las tendencias: las aristocráticas
                  unos, las republicanas otros, igualmente las revolucionarias y aun las anarquistas;
                  pero esto, naturalmente se entiende, mientras esté en vigor la Constitución.

                         Como el dios Vishnu de cien manos, cada una de ellas acelerará el cambio de
                  la  sociedad;  esas  manos  guiarán  la  opinión  en  el  sentido  que  convenga  a  nuestros
                  intereses, porque un hombre que vive en un medio demasiado agitado, pierde la
                  facultad de razonar y se abandona fácilmente a la sugestión. Los imbéciles que
                  crean repetir la opinión del periódico de su partido, no harán otra cosa que repetir y
                  expresar nuestra opinión o aquello que nos agrade. Se harán la ilusión de seguir las
                  opiniones del periódico de su partido, y en realidad seguirán la bandera que
                  nosotros enarbolaremos para que vayan tras ella.

                         Para dirigir en este sentido nuestro ejército de periodistas desarrollaremos
                  un cuidado especial en la organización de esta obra. Bajo el nombre de Oficina
                  central de la prensa organizaremos reuniones literarias en las que nuestros agentes,
                  sin dejarlo conocer, darán la palabra de orden y las señales.

                         Discutiendo y objetando nuestras iniciativas de una manera superficial, y sin
                  llegar al fondo de las cuestiones, nuestros órganos entablarán polémica con los
                  periódicos oficiales para proporcionarnos el medio de hacer declaraciones más
                  francas sobre puntos en los que no hayamos podido ser más explícitos en nuestras
                  primeras declaraciones oficiales.

                         Estos ataques tendrán, además, otro fin muy importante: nuestros súbditos
                  se creerán con las necesarias garantías para poder hablar libremente y esto, por otra
                  parte, dará a nuestros agentes ocasión para afirmar que los órganos que se declaran
                  contra nosotros no hacen otra cosa que charlar, supuesto que no pueden presentar
                  razones de peso para refutar seriamente nuestras medidas y disposiciones. Estos
                  procedimientos inadvertidos por la opinión pública, pero nos atraerán seguramente
                  la atención y la confianza del público. Merced a ellos encenderemos o calmaremos
                  los ánimos en las cuestiones políticas; los persuadiremos o los desconcertaremos
                  publicando unas veces la verdad, otras la mentira; ya confirmando los hechos o
                  rectificándolos, según la impresión que sea necesario provocar en el público, pero
                  siempre tanteando el terreno antes de asentar en él el pie.

                         Venceremos a nuestros adversarios infaliblemente, porque ellos no tendrán a
                  su disposición periódicos en los que puedan emitir sus ideas hasta llegar al fin de




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