Page 43 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
P. 43
adueñar de las inteligencias en las sociedades cristianas, a tal grado que casi todos
los hombres ven los acontecimientos mundiales solamente a través de las lentes de
color que ponemos delante de los ojos; si desde ahora no hay ya para nosotros
cerradura que nos impida apoderarnos de lo que los Gentiles torpemente llaman
Secreto de estado,
¿qué será cuando seamos los dueños reconocidos como tales del mundo, en
la persona de nuestro rey universal?
Cualquiera que desee ser editor, librero, bibliotecario, publicista o impresor,
tendrá la obligación de obtener un diploma o credencial que, en caso de que su
dueño llegara a hacerse reo de cualquier delito, será inmediatamente recogida. Con
estas medidas, el instrumento del pensamiento y de las ideas vendrá a ser un medio
educativo en manos de nuestro gobierno, que no permitirá a las masas populares
fantasear acerca de los beneficios del progreso. ¿Quién de nosotros ignora que
estos beneficios ilusorios conducen a absurdos desvaríos? Estos desvaríos han dado
origen a las relaciones anárquicas de los hombres entre sí y con el poder, porque el
progreso ha traído las ideas de toda clase de libertades desenfrenadas... Todos
aquellos a quienes damos el nombre de liberales son anarquistas, si no de hecho, al
menos de pensamiento. Todos y cada uno de ellos van persiguiendo la libertad y
caen en la anarquía, protestando por el simple placer de protestar.
Volvamos a la prensa. La abrumaremos, lo mismo que a los demás impresos,
con impuestos en sellos o estampillas a tanto por hoja, y con fianzas: los libros que
tengan menos de treinta hojas, pagarán doble impuesto. A éstos, los registraremos
en la categoría de folletos; por una parte, a fin de reducir el número de revistas, que
son el veneno más peligroso, y por otra, porque esta medida obligará a los
escritores a producir obras extensas que serán poco leídas, principalmente por su
alto precio. Por el contrario, lo que nosotros editemos para el bien moral, dentro de
las tendencias que estableceremos, se venderá barato y será leído por todos.
Los impuestos acallarán el vano deseo de escribir, y el temor del castigo
someterá a los literatos bajo nuestra autoridad. Si hay quien intente escribir contra
nosotros, no se encontrará quien quiera imprimir sus obras. Antes de aceptar alguna
para su impresión, el editor o impresor tendrá que dirigirse a las autoridades para
obtener el permiso respectivo. De este modo nosotros conoceremos
anticipadamente los lazos que se nos tiendan y los destruiremos con las
explicaciones previas que hagan al caso. La literatura y el periodismo son dos
fuerzas educadoras de la mayor importancia; por esto nuestro gobierno será el
propietario del mayor número de periódicos. Por esta misma razón, también, la
influencia nociva de la prensa privada será neutralizada y adquiriremos una
influencia moral enorme. Si autorizamos diez periódicos privados, fundaremos
treinta de los nuestros.
Todos los periódicos editados por nosotros serán aparentemente de
tendencias y opiniones las más opuestas, lo que despertará la confianza en ellos y
atraerá a nuestros adversarios sin recelos; caerán en el lazo y resultarán inofensivos.
42