Page 74 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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PROTOCOLO XXIV.
Consolidación de la estirpe del rey David.-Preparación del rey.- Exclusión de
los herederos directos.- El rey y sus tres mentores. - El rey-destino. - Irreprochabilidad
de costumbres exteriores del rey de los israelitas.
Pasaremos ahora a tratar de los medios de asegurar las raíces dinásticas del
rey. En esta obra nos guiarán los mismos principios que hasta ahora nos han
suministrado nuestros sabios para la dirección de todos los negocios mundiales.
Dirigiremos el pensamiento de toda la humanidad. Muchos miembros de la estirpe
de David prepararán los reyes y sus herederos, escogiendo estos últimos, no según
el derecho hereditario, sino teniendo en consideración sus cualidades
sobresalientes; los iniciarán en los más ocultos secretos de la política; en los planes
de gobierno, siempre bajo la condición de que nadie llegue a penetrar esos
secretos. El objeto de esta manera de proceder es que todo el mundo sepa que el
gobierno no puede ser puesto en otras manos sino en las de aquellos que están
iniciados en los misterios del arte de gobernar. Sólo a estas personas se les enseñará
la aplicación de los planes políticos, las enseñanzas de la experiencia de los siglos;
todas nuestras observaciones sobre las leyes político-económicas y sobre ciencias
sociales; en una palabra, todo el espíritu de estas leyes que la naturaleza misma ha
establecido como infalible para normalizar por ellas las relaciones de los hombres.
Muchas veces los herederos directos serán excluidos del trono, si en el tiempo de
sus estudios dan pruebas de ligereza, de dulzura de carácter y de otras de esas
cualidades o defectos que son perjudiciales en el poder y que hacen ineptos a los
hombres para gobernar y dañan la actuación propia de un jefe de Estado. Sólo a
estas personas se les enseñará la aplicación de los fines firme e inflexiblemente,
hasta cruelmente, si es necesario, y recibirán de manos de nuestros sabios las
riendas del poder. En caso de alguna enfermedad que pudiera ser causa del
debilitamiento de la voluntad, los reyes deberán, conforme a la ley, abdicar en otras
manos que sean capaces de sostener con la firmeza necesaria las riendas del
gobierno. Los planes de acción del rey, planes inmediatos que haya de trazar por
razones imperativas de inmediata necesidad, sus planes más remotos todos
quedarán ignorados aun de aquellos que se le asignen como primeros consejeros.
Sólo el rey y sus tres mentores conocerán lo por venir. En la persona del rey, dueño
de sí mismo y de la humanidad, gracias a una voluntad inquebrantable, todos
creerán ver el destino con sus caminos desconocidos. Nadie sabrá qué es lo que el
rey pretende como objeto de sus mandatos, y así tampoco nadie se atreverá a
atravesársele en un camino que es desconocido para todos.
Es necesario entender que la inteligencia del soberano ha de corresponder al
plan de gobierno que tiene encomendado. Por esto no subirá al trono sino después
de haber dado pruebas satisfactorias de su capacidad a nuestros sabios de que ya
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