Page 70 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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ofrece devolver el dinero a los que no estén dispuestos a aceptarla. Si todos
                  expresan su deseo de recobrar su dinero, el gobierno queda preso en sus propias
                  redes y se encuentra imposibilitado de cumplir su oferta.

                         Afortunadamente, los súbditos de los gobiernos Gentiles, poco versados en
                  negocios financieros, siempre han optado por sufrir la pérdida consiguiente a la baja
                  de interés mejor que correr el riesgo de nuevas inversiones de su dinero, con lo que
                  muchas veces han dado a los gobiernos las facilidades necesarias para poder
                  descargarse de un pasivo de muchos millones.

                         En la actualidad, con las deudas exteriores, los Gentiles no piensan en hacer
                  nada semejante, sabiendo, como saben, que nosotros exigiremos todo nuestro
                  dinero. Así una bancarrota manifiesta demostrará a las naciones la falta absoluta de
                  unión entre los intereses de los pueblos y los gobiernos.

                         Reclamo toda vuestra atención sobre este hecho y los que a continuación
                  mencionaré. Hoy todos los empréstitos interiores están consolidados por las deudas
                  llamadas flotantes, esto es, por deudas cuyo pago es más o menos cercano. Estas
                  deudas están constituidas por el dinero colocado en las cajas de ahorro y en las cajas
                  de reserva. Como estos fondos quedan por largo tiempo en manos de los
                  gobiernos, se evaporan en el pago de intereses de los empréstitos exteriores, y en
                  su lugar entra en las cajas una suma equivalente de depósito de la renta. Estos
                  últimos son los que tapan los agujeros de las cajas del Estado entre los Gentiles.
                  Cuando nosotros lleguemos al poder, ocupando el trono del mundo, todos estos
                  agujeros en la hacienda y las finanzas quedarán cubiertos, sin que quede de ellos ni
                  el recuerdo, pues no es cosa que convenga a nuestros intereses; suprimiremos
                  igualmente las Bolsas de Fondos Públicos, pues no consentiremos que el prestigio
                  de nuestro poder se resienta por la fluctuación de precios de nuestros valores. Estos
                  serán declarados por ley al precio de su valor completo sin fluctuación posible (el
                  alza trae consigo la baja y así es como desde el principio de nuestra campaña hemos
                  jugado nosotros con los valores de los Gentiles).

                         Sustituiremos las Bolsas por grandes establecimientos de crédito especial
                  cuyo objeto será tasar o cotizar los valores industriales según las miras del gobierno.
                  Estos establecimientos estarán en condiciones de lanzar sobre el mercado
                  quinientos millones de valores industriales por día. De esta manera todas las
                  empresas industriales quedarán bajo nuestra dependencia. ¡Ya podéis imaginar el
                  poder que conquistaremos por este medio!
















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