Page 66 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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de la nación, excepto el correspondiente al mes en curso no terminado y el del mes
                  precedente, no expedido aún. El único individuo que no tiene interés en saquear las
                  cajas del Estado es su dueño, el gobernante. Por esto su control hará imposibles las
                  pérdidas, las filtraciones y los desfalcos. La representación que roba un tiempo
                  precioso a los gobernantes en recepciones y otros actos que exige la etiqueta, será
                  suprimida, para que tengan tiempo para otros asuntos a fin de reflexionar sobre
                  ellos y dominarlos. Su poder no quedará a merced de los favoritos que rodean el
                  trono para darle mayor pompa y esplendor, pero que atienden más a sus propios
                  intereses que a los del Estado. Las crisis económicas entre los Gentiles han sido
                  promovidas por nosotros con el único fin de retirar la moneda de la circulación.
                  Capitales enormes quedaban estancados sustrayendo la plata y el oro de los
                  Estados, que se veían obligados a dirigirse a estos mismos que sustraían esos
                  capitales para obtener oro y plata. Estos empréstitos gravaban las finanzas de las
                  naciones por el pago de los intereses, que esclavizaban al capital.

                         La concentración de la industria en manos de los capitalistas que han dado
                  muerte a la pequeña industria ha absorbido todas las fuerzas del pueblo y al mismo
                  tiempo las del Estado. La emisión de moneda actualmente no está en general en
                  proporción con el consumo por cabeza, y no puede, por lo mismo, satisfacer todas
                  las necesidades de los obreros. La emisión de moneda debe estar en relación con el
                  aumento de población, y es necesario que se tome en consideración a los niños, que
                  consumen y cuestan desde que nacen.

                         La revisión de la acuñación de moneda es una cuestión esencial para el
                  mundo entero. Vosotros sabéis que el patrón oro fue perjudicial para los Estados
                  que lo adoptaron, pues éste no puede dar abasto al consumo o gasto de moneda de
                  plata, mucho menos, cuando nosotros retiramos de la circulación la mayor cantidad
                  posible de oro. Debemos introducir una moneda creada sobre el trabajo, que sea de
                  papel o de madera. Haremos una emisión de plata de acuerdo con las necesidades
                  normales de cada individuo, aumentando esta cantidad a cada nacimiento y
                  disminuyéndola a cada defunción. Todo departamento, todo distrito llevará sus
                  cuentas con este objeto. Y para que no haya demoras en este envío de moneda
                  argentífera para las necesidades del Estado, las cantidades y la fecha de su remisión
                  deberán fijarse por medio de un decreto del gobierno, con lo que quedará anulada
                  la protección del Ministerio de Hacienda, que no podrá favorecer a una región en
                  perjuicio de otras.

                         Estas reformas que proyectamos, las presentaremos de manera que no
                  provoquen alarma. Demostraremos la necesidad que hay de ellas como
                  consecuencia del fango en que han caído los desórdenes de los Gentiles en materia
                  de la Hacienda pública. El primer desorden, diremos, consiste en que empiezan por
                  establecer un simple presupuesto que va aumentando año por año; por esta sencilla
                  razón se formula el presupuesto hasta la mitad del año; después se pide un
                  presupuesto   reformado   que  en  tres  meses  es  derrochado  y  todo  acaba  con  un
                  presupuesto de liquidación, y como el presupuesto del año siguiente es votado con
                  arreglo al total del presupuesto general, y el déficit normal anual es de cincuenta
                  por ciento, el presupuesto anual se triplica cada diez años. Merced a estos
                  procedimientos aceptados por la inconsciencia de los Estados Gentiles, sus cajas se
                  encuentran siempre vacías. Los empréstitos subsiguientes devoran el resto y llevan



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