Page 27 - SALVADOR BORREGO ARMA ECONOMICA
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SALVADOR BORREGO

                   Desde el primer momento la gran prensa, la TV y otros
                medios selectos de propaganda (custodios de la heren-
                cia roosveltiana) atacaron y ridiculizaron a Reagan, quien
                a los dos meses de llegar al poder sufrió un aten-
                tado que por poco le cuesta la vida.
                   Respecto  al  debilitamiento  económico,  Reagan  im-
                plantó  un  nuevo  sistema,  llamado  "ofertismo"  o
                "reaganomía". Fundamentalmente este sistema consis-
                te en disminuir los impuestos y los costos para que au-
                mente la producción; al aumentar la producción se in-
                tensifica la  competencia; entonces crece la  oferta y se
                frena o detiene el alza de  los precios.  De  este modo el
                productor gana  menos  por  unidad  producida,  pero  se
                resarce con un aumento del  volumen de  sus ventas, y
                así se benefician los consumidores y los productores. A
                la vez, el "ofertismo" suprimió muchos de los llamados
                "servicios sociales" que el  roosveltismo hizo proliferar
                como un medio de ganar votos, no como una inversión
                productiva.
                   No  obstante que la  situación económica comenzó a
                mejorar con Reagan, la ofensiva en su contra era cada
                día más furiosa.  Se le ridiculizaba como "belicoso" y se
                le acusaba de ver peligros comunistas inexistentes. En-
                tre los economistas que lo criticaban figuraron nada me-
                nos que  David  A.  Stockman,  director de  la  Oficina  de
                Control  y  Presupuesto;  Martín  S.  Feldstein,  presidente
                del Consejo de Asesores Económicos, y Paul A.  Volcker,
                presidente del Sistema de la Reserva Federal y alto miem-
                bro  de  la  Comisión  Trilateral.  Los  tres  presionaron  a
                Reagan para que abandonara el "ofertismo", pero Reagan
                se negó a hacerlo.
                   Stockman, Feldstein y Volcker anunciaron que en 1981
                la inflación aumentaría, pero ocurrió lo contrario; predi-
                jeron alzas de interés, que no ocurrieron; auguraron un
                deterioro general de la economía, y no sucedió así.
                   Por el contrario, la inflación fue detenida en 11.8, du-
                rante 1981, y hecha retroceder hasta 3.2 al empezar 1984.
                   Subió  la  producción y hubo en  1983  nuevas plazas
                para cuatro millones de desempleados.

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