Page 166 - Egipto Tomo 1
P. 166
G03EX 151
destinados á morada de los dioses, estaban construidos con materiales más resistentes
que las habitaciones de los hombres, de suerte que los restos de granito del templo
de Isis, tienen todavía solidez suficiente para sufrir
las injurias de muchos siglos. Tal
cual puede contemplárselos, en medio del antiguo recinto del templo, semejan un inmenso
monton de bloques, fragmentos de columnas, trozos de arquitrabes, v losas desprendidas
del techo ó desquiciadas de las escalinatas. Xada más singular que las ruinas de ese
fijo no ha sucumbido
templo, derrumbado cual á impulsos de mágico conjuro, y que de
á la acción lentamente destructora del tiempo, ni á la poderosa mano del hombre, sino
al esfuerzo superior é instantáneo de un terremoto. Si no lo dijera su simple aspecto, reve—
laríalo la tradición, que se conserva viva en la memoria de los felahes; del mismo modo
que el recuerdo del animal consagrado á la diosa con cabeza de vaca, que durante tanto
tiempo ha recibido aquí el culto más respetuoso, y cuya imágen puede verse aún en más
de una de las piedras.
En tanto descansaba junto al derrumbado edificio, un vecino de Behbit me refirió
la siguiente historia que no hay quien ignore en la localidad. «En tiempo de Salomón
» levantábase aquí un templo magnífico y en él vivía una vaca enviada por Dios, á
»la cual, como cosa sagrada, no podia tocar persona humana. Sucedió, pues, que una
» mujer que se quedó sin alimento que dar á su hijuelo, pensó aprovecharse de la vaca;
»y con semejante intento penetró secretamente en el sagrado recinto á fin de ordeñar al
» animal; pero por más esfuerzos que hizo no consiguió que saliera de sus ubres una
»sola gota de leche. En vista de esto, desesperada la mujer, lanzó contra el animal una
» terrible imprecación; mas apenas había pronunciado la postrer palabra, cuando se
»ovó un tremendo crujido y el edificio se derrumbó con espantoso fragor, quedando
»enterrados en sus ruinas la mujer criminal y su inocente hijo. Cuando por la noche
»se golpean las piedras, percíbense claramente los sordos mugidos de la vaca, siendo
» muchas las gentes de Behbit que sostienen haberlos oido, razón por la cual llaman
»á estas ruinas Hagar gamus (la piedra de la vaca).»
Magnífico debió de ser el espectáculo que ofreciera ese templo, cuando el sol iluminaba
ceniciento de que estaba construido. Las ins-
las grandes masas de granito oscuro y
cripciones que se conservan, nos revelan que fué levantado por Tolomeo II, Filadelfo,
(287 247 a. de J. C.); mas ningún dato existe relativo á la época de su destrucción,
no habiendo tampoco esperanza de que pueda reconstruirse, siquiera su planta; pues,
como suele decirse, no resta de él piedra sobre piedra. Para dar una vuelta á ese
inmenso túmulo, á cuya cima sólo puede alcanzarse trepando por él cual si fuera una
montaña, nos fué indispensable contar cuatrocientos pasos. Tal vez subsista aún en-
terrado bajo una capa de arena el enlosado del patio del templo; puesto que en el
interior del recinto sólo crece un poco de trigo junto á una charca existente en el
sitio que ocupó probablemente el lago sagrado, sitio indispensable en todo santuario
egipcio.