Page 405 - Egipto Tomo 1
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EL CATEO 323
mujeres entregadas á semejante acto de devoción, disfruta un espectáculo que jamás habría
podido imaginar; pues despojadas de su ropaje exterior, y cubierto el rostro con ambas
manos, comienzan á saltar de un lado para otro hasta tanto que caen rendidas de fatiga, no
siendo raro verlas permanecer tendidas en el suelo sobre el cual permanecen hasta tanto que
han adquirido fuerzas suficientes para levantarse.
Muchas madres traen aquí sus pequeñuelos áun antes de que sepan andar, con objeto de
que «se les suelte la lengua,» para lo cual se lleva á las pobres criaturas hasta una enorme
piedra lisa de color sombrío, existente al lado de una de las ventanas de la derecha, sobre la
cual se deja caer el zumo de limones verdes que se traen ya á prevención, el cual se extiende
sobre la superficie por medio de una piedra más pequeña, y en cuanto el ácido ha tomado el
color rojo que le comunica el mineral ferruginoso, se obliga á los pequeñuelos á lamerlo.
Naturalmente, los pequeñuelos lloran á más no poder sintiendo el sabor de un jugo que dista
mucho de ser agradable, aumentando el regocijo de las madres al compás que es más amargo
el llanto de sus hijuelos; pues cuanto mayor es el berrinche que toman y más desesperados
sus gritos y chillidos, mayores motivos hay para creer que se les va soltando la lengua.
También se atribuyen propiedades misteriosas á las columnas del
nicho de las plegarias: sus fustes en la parte inferior, están cu-
biertos de una patina que les comunica un aspecto poco agrada-
ble, patina que procede del jugo de limón que han dejado con su
lengüecita los rapazuelos. Estas curiosas ceremonias no las
hemos visto descritas en parte alguna, pues se ejerce gran
vigilancia sobre los que no pertenecen á la religión musulmana:
nosotros somos deudores de su noticia al arquitecto Schmoranz,
persona muy fidedigna y gran conocedora del arte oriental, que roseta de una escuela del pueblo
DEL CAIRO
gracias á conocer perfectamente la disposición del mausoleo de
Kalaun, pillóles las vueltas, como suele decirse, á los eunucos, que le sorprendieron contem-
plándolas, y no sólo pudo observarlas detenidamente, sino también sacar los magníficos
dibujos que embellecen estas páginas.
Además de las jóvenes y de las madres acuden también al panteón de Kalaun, con el
objeto de solicitar que mejore su estado, los que han perdido su fortuna. No sabemos si ven
satisfechos sus deseos; pero sí puede asegurarse que no existe fundación piadosa alguna que
haya calmado más dolores y amarguras. Además del mausoleo contenia el moristan una
escuela v un hospital de dimensiones enormes , que tenia salas especiales para cada enfer-
medad. v cama especial en ellas para cada enfermo. Las mujeres tenian departamento
separado y distinto del de los hombres, y pobres ó ricos eran atendidos del mismo modo y
Gratuitamente. Además de las salas para los enfermos, habia laboratorios, farmacias, cocinas,
baños y hasta un anfiteatro, en el cual el protomédico del establecimiento daba lecciones
prácticas de clínica médica. Los almacenes de víveres eran enormes, y tan extraordinario el
consumo que de ellos se hacia, que para atender á su adquisición y distribución se necesitaba