Page 402 - Egipto Tomo 1
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320 EL CAIRO
la circasiana, desde la ciudadela del Cairo dominaron sobre el valle del Nilo durante el
y
dilatado período de casi tres siglos, comprendidos entre los años 1250 al 151/. A Bibars
sucedió en 1290 el mameluco Kalaun, que alcanzó grandes triunfos sobre los mogoles, así
como sobre los cruzados, siendo grandes los elogios que de su virtud y amor á la justicia
hacen los autores que escribieron durante el reinado de su hijo: mas con todo esto, el histo-
riador de los califas no puede menos que censurar terriblemente, y con sobrado fundamento,
su falta de fe en los tratados; pues ni palabras ni juramentos eran óbice al cumplimiento de
los mismos, si de ól habían de resultar
lastimados sus intereses. Por lo que
respeta á los egipcios, no sólo respi-
raron con más libertad que en tiempo
de su antecesor Bibars, sino que partici-
paron de los beneficios que los príncipes
victoriosos suelen otorgar á sus pueblos.
Su extraordinaria belleza, que había
producido 1,000 diñares al mercader que
lo trajo del Turquestan, le ganó no pocos
corazones, contribuyendo no poco á ello
la grandiosa construcción que le valió el
renombre de bienhechor do los pobres y
de los afligidos.
Dicha construcción es el hospital
(moristan) que lleva su nombre, el cual
se halla situado en la parte Nordeste de
la ciudad , cerca del bazar de los latone-
ros, á cuyos operarios puede verse tra-
bajar en las cámaras desiertas de tan
vasto edificio, amenazado al presente de
próxima ruina. En cambio se atiende
perfectamente á la conservación del se-
pulcro del fundador, bellísima construc-
VENTANA DEL MAUSOLEO DE KALAUN
ción de efecto sorprendente, en la cual
•se hallaban establecidos en otro tiempo cincuenta lectores del Coran. Los enfermos acuden
á visitar las reliquias del sultán, y á curar, por medio del contacto de su turbante, los
•dolores de cabeza, y por medio del cañan, sus fiebres intermitentes. En los jueves de
cada semana suelen visitar este sitio las jóvenes y las madres acompañadas de sus hijas,
con el propósito de pedir, puestas de hinojos ante el nicho de las plegarias, masculina
sucesión, asunto de no poca monta para las mujeres musulmanas; pues la estérd ó la que
sólo tiene hijas, corre gran peligro de verse repudiada. El que logra sorprender á las