Page 95 - Egipto Tomo 1
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                                      ALEJANDRIA MODERNA
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                                                       raíz de los hermosos palmares
                   Este árbol cantado por tan poética manera, fue tronco y
                 que  en  las  provincias  del Mediodía de España, especialmente en Alicante y  Murcia, y
                 sobre todo en Elche, mecen blandamente sus ramas acariciadas por las brisas del mai E
                   A nosotros los modernos, acostumbrados á contemplar  el Egipto bajo  el aspecto que
                 hoy  ofrece, no nos  es  fácil imaginarlo  sin camellos, como no sabemos concebirlo  sin
                 palmeras; y  sin embargo,  el paciente natío del desierto no es oriundo de las riberas del
                 Xilo. en cuyas comarcas no se naturalizó hasta muy tarde. En  la época faraónica no se
                 le empleaba como acémila  , no obstante hallarse mencionado en los monumentos antiguos,
                 v á pesar de que debieron encontrarle frecuentemente ante su paso los afortunados con-
                 quistadores del Asia occidental. En  el mismo resto del África septentrional y  aun en las
                 solitarias regiones del Sahara, que no podemos concebir sin la existencia del camello, no fue
                 introducido hasta mucho tiempo corrido de la era cristiana. El célebre Barth, tan entendido
                 en estas materias, ha demostrado que los fenicios de Cartago, cuyas caravanas cruzaban
                 el  desierto en diferentes  direcciones, no se valían para el tráfico del giboso cuadiúpedo.
                   Es cosa averiguada que penetró en numerosos rebaños en  las regiones del Nilo con
                 verdadero cariño y paciente elaboración tradujo al español la obra de Schack. Esta composición era ya muy conocida en España, por lo
                 menos entre la gente de letras, por la traducción que dió de  ella D. José Antonio Conde en su Historia de la dominación de los árabes
                 en los siguientes términos:
                                 Tú también  , insigne palma , — eres aquí forastera
                                 De Algarbe las dulces auras — tu pompa halagan y besan  :
                                 En fecundo suelo arraigas, — y al cielo la cima elevas;
                                 Tristes lágrimas lloraras, — si cual yo sentir pudieras.
                                 Tú no sientes contratiempos, — como yo, de suerte aviesa;
                                 A mí  , de pena y dolor — continuas lluvias me anegan
                                 Con mis lágrimas regué — las palmas que el Forat (*) riega;
                                 Pero las palmas y el rio — se olvidaron de mis penas.
                                 Cuando mis infaustos hados, — y de Alabas la fiereza.
                                 Me forzaron á dejar — del alma las dulces prendas.
                                 A tí de mi patria amada — ningún recuerdo te queda:
                                 Pero yo triste no puedo — dejar de llorar por ella.
                   Al propio árbol dedicó el apasionado Abderrahman otra composición no ménos sentida, que por el interés que ofrece para los lectores
                 españoles, á los cuales va dirigida la presente edición de la obra de Ebers, ponemos á continuación , valiéndonos del texto de Valera:
                                        En el jardín de Ruzafa,
                                        Una palma hermosa vi
                                        Que, de otras palmas ausente,
                                        Bien parecía gemir.
                                        Y la dije: «Te apartaron
                                        De tus hermanas, y á mí
                                        De amigos y de parientes
                                        Me aparta el hado infeliz.
                                        Muy lejos yo de los mios.
                                        Y tú en extraño país,
                                        Mi suerte es como la tuya
                                        Mi imagen eres aquí.
                                        Que inunde  , para borrarla  ,
                                        La lluvia todo el jardín  ;
                                        Que las estrellas del cielo
                                        Se desplomen sobre tí.
                   *  El Eufrátes.
                   , En una huerta situada en la costa poniente á media legua de Alicante  ,  existe todavía una palmera muy nombrada por su
                   reza, pues consta de un  alto y grueso tronco, del cual como de un  eje, salen cuatro robustas ramas que forman otras tantas e
                                                                        e
                                                                       c
                                                                     e
                  palmeras tan  corpulentas como  las vecinas que arrancan del suelo. En cuanto á palmeras, produce  el territorio  al Sur de y  a
                                                  productivos y lozanos, como
                                                               los presenta,
                             Callosa sobre todo,  ejemplares  tan  robustos,
                  otros pueblos  cercanos,            significa  tierra de las palmas.  X.  ul-.l T.)
                  cordillera  del  Atlas,  la región patria de las palmeras, llamada Beluchistan, que
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