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8                               ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)                      ISSN 1989–4104

         cialmente (cada 0,10 m de profundidad) el área en cada  Tipo I. Depósitos primarios individuales: instalación
         cuadrícula y a diferentes niveles de profundidad con fi-  de un cadáver poco después de la muerte en el lugar de
         nes comparativos en el trabajo de mesa. Se enumeraron  depósito definitivo en el que se realizará la descomposi-
         los esqueletos en posición primaria con la denominación  ción total del cuerpo.
         E-#, la cual se utilizará en este trabajo durante la discu-  Tipo II. Depósitos secundarios individuales: en dos o
         sión de sus resultados consignando entre paréntesis un  varios momentos. Depósito precedido por una fase de
         número que corresponde a la catalogación asignada en el  descarnado (activo o pasivo) transcurrida necesariamen-
         laboratorio (#). Para los esqueletos subadultos de la cam-  te en un lugar distinto del que sería la sepultura definiti-
         paña de 2006 se seguirá el mismo procedimiento; sin  va.
         embargo, para los adultos pertenecientes a esta campaña,  Tipo III. Depósitos múltiples: grandes cantidades de
         así como todos los esqueletos de la campañas de 2007,  restos óseos humanos asociados espacialmente o mez-
         sólo se reflejará el número  in situ ya que aún no están  clados entre sí. Puede tener diferentes variantes: a) pri-
         contenidos en este catálogo.                         mario simultáneo: al mismo tiempo; b) primario sucesi-
            Aunque la evidencia in situ constituye la base funda-  vo: en diferentes tiempos; c) secundario: implica trasla-
         mental de este trabajo, se procedió en el laboratorio a la  do de los restos hacia otro lugar; d) mixto (primario o
         revisión del material óseo recogido. A partir de esta revi-  secundario): coexisten dos o más de las variantes men-
         sión, se consideró la  reconstrucción general de la dispo-  cionadas.
         sición ósea del subadulto E-13a y el adulto E-13 para  Sin embargo, para lograr una caracterización de las
         establecer comparación en cuanto a tipos de huesos pre-  relaciones y la distribución espacial de las entidades ob-
         sentes y ausentes.                                   servadas en el sitio, retomamos la metodología de Holz y
            En la arqueología se utilizan comúnmente los térmi-  Barberena (1994) con las modificaciones propuestas por
         nos «enterramiento» y «sepultura» en alusión a la depo-  los autores de este trabajo para la adecuación del análisis
         sición intencional de los cadáveres (sometidos o no a tra-  tafonómico en sitios arqueológicos; esto se debe a que
         tamientos presepulcrales) en el sustrato o lugar en que  este método «… parte del reconocimiento de clases que
         descansarán total o parcialmente. En la homologación de  permiten un ordenamiento y clasificación del material
         los mismos también utilizaremos el término «depósito»  esqueletal según los grados de articulación y conserva-
         según los criterios de Ortega (2007) y Pereira (2007).  ción de las entidades que componen una asociación de-
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            Debido al carácter funerario  del sitio en cuestión, cree-  terminada» (ver Martínez-López et al. 2007: 4-5). Tam-
         mos necesario en primer orden identificar los tipos de  bién nos permitirá caracterizar aquellas entidades regis-
         depósitos presentes en el área objeto de estudio en aras  tradas que aparecen con altos grados de dispersión y des-
         de acercarnos a los procedimientos llevados a cabo en la  articulación, además de otra cantidad considerable de
         acción funeraria y así contribuir a futuras investigacio-  alteraciones.
         nes al respecto. Debido a la estrecha relación que esta-  Clase I. Esqueletos completamente articulados, con
         blecen en sus trabajos entre los estudios tafonómicos y  todos sus huesos en posición natural. Se consideran las
         los contextos funerarios, nos sumamos a los criterios de  subclases Ia (cuando el esqueleto axial y apendicular está
         Duday (1997) y Pereira (2007) para la caracterización de  completo) y Ib (cuando el esqueleto axial y apendicular
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         los tipos de «depósitos».  Para el caso del primer autor,  está incompleto).
         utilizaremos la clasificación referente a los depósitos pri-  Clase II. Esqueletos parcialmente articulados. Incluye
         marios y secundarios; para el de los múltiples, nos aco-  porciones articuladas. Parte o la mayoría de los huesos
         geremos a la propuesta del segundo.                  han sido removidos.
                                                                Clase III. Huesos aislados, desarticulados. Se consi-
                                                              deran las subclases IIIa (huesos completos) y IIIb (hue-
                                                              sos fragmentados).
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             Creemos en el carácter intencional de los depósitos humanos
         presentes en el área objeto de estudio si tenemos en cuenta los crite-  remos el criterio de Fernández López (1999, 2000) de
         rios de Duday (1997) y Ortega (2007). El primero propone que para  bioestratinomía  y fosildiagénesis  pero con la salvedad
         demostrar el carácter intencional de un espacio funerario es necesa-
         rio identificar los llamados «gestos funerales», los cuales se separan  de que las consideraremos etapas tafonómicas para la
         en tres categorías dentro de las cuales aparecen características bien  mejor explicación de los efectos diagenéticos pre y pos-
         definidas (ver recientemente Ortega 2007: 42-44) que concuerdan  enterramiento. Para la identificación de los mecanismos
         con ciertos elementos detectados en las observaciones realizadas para  de alteración tafonómica, tanto en el trabajo in situ como
         este sitio.
            4                                                 de laboratorio, se siguieron los criterios recogidos en Blas-
             En la propuesta original el autor utiliza el término «sepultura»,
         el cual sustituiremos por el de «depósito» como bien habíamos anun-  co-Sancho (1992), Duday (1997) y Fernández López
         ciado anteriormente.                                 (1999, 2000).
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