Page 272 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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El coeficiente patológico 261
menos descritos le acaecieron. Tales caracteres excluyen toda sospecha
de imitación literaria directa y nos fuerzan a reconocer que la doctri-
na espiritual de Abenarabi, por debajo del tecnicismo neoplatónico
que la expresa, refleja una vida personal, realmente sentida, aunque
en su interpretación quepan errores e ilusiones, debidos principalmente
al empeño de acomodar las experiencias al léxico tradicional.
Decimos "principalmente", para no excluir otras reservas que ha-
cen siempre muy aleatorio el cálculo de las probabilidades, respecto de
la objetividad de los fenómenos descritos: nos referimos a la posible
índole patológica de muchos de éstos. Abenarabi mismo confiesa a
menudo los estigmas morbosos de su psicología (1). El desgaste in-
evitable de su organismo, sometido desde la juventud a las duras aus-
teridades de la vida ascética y peregrinante, a la vez que al intenso
trabajo cerebral indispensable para la redacción del fabuloso número
de obras que dió a luz, explica sin temor de errar el trastorno psicofi-
siológico de su temperamento, propenso a todo género de alucinacio-
nes mentales (2). La frontera entre lo normal y lo patológico es por eso
muy difícil de trazar en el gráfico de la espiritualidad de Abenarabi.
El psicólogo que haya de servirse de él como de base para documen-
tar inducciones científicas, habrá de proceder, pues, con suma cautela,
si quiere eliminar todo peligro de error, en la previa interpretación de
los fenómenos místicos, cuya objetividad real aparece encubierta por
ese doble disfraz de lo enfermizo y de lo doctrinal.
De ambos, el último es el más aparente, pero también el más abi-
garrado e indiscernible por la compleja y heterogénea composición de
su sistema. En él ya vimos que entraron elementos teóricos de las más
(1) Cfr. supra, parte primera, IV. Añádase Fotuhat, IV, 199, donde
Abenarabi declara haber padecido en Sevilla, antes de su marcha a oriente, una
larga crisis monomaníaca que le duró tres años, a partir del 583.
(2) La anormalidad de su psicología perturbada no dejó de ser advertida
ya de algunos escritores musulmanes: el Dzahabí (siglo XIV) dice de Abenarabi
en su Mizán al-ltidal (III, 108), al transcribir uno de sus inverosímiles tratos
con los espíritus: "No es que, a juicio mío, Abenarabi mintiese de propósito,
sino que en su temperamento produjo cierta perturbación, alucinación y ramos
de locura aquella vida dedicada a la oración de soledad y al avuno."