Page 57 - Popol Vuh
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El Popol Vuh                                                                                      57
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                   He  aquí,  pues,  su  decisión,  el  origen  de  la  colocación  de  Pluvioso  cuando  fueron  ante
            Pluvioso.  Sembrador.  Fueron  a  verlos,  fueron  a  adorarlos,  dieron  gracias  a  sus  rostros  por  el
            alba.  [Los  dioses]  resplandecían  entre  los  peñascos,  en  las  selvas,  pero  su  Sabiduría  habló
            cuando Los de las Espinas, Los del Sacrificio, llegaron ante Pluvioso. No [fue] gran [cosa] lo que
            llevaron, lo que quemaron en seguida: solamente resina, solamente resina superfina, con anís
            silvestre, quemaron ante los dioses. Entonces Pluvioso habló; sólo su Sabiduría existió cuando
            dio consejo a Los de las Espinas. Los del Sacrificio: él habló, dijo: “Aquí verdaderamente están
            nuestras montañas, nuestras llanuras. Nosotros [somos] todavía vuestros. Nuestra gloria, nuestro
            esplendor, serán grandes para todos los hombres. De vosotros [serán] todas las tribus. Nosotros
            [somos]  también  vuestros  compañeros.  Tened  cuidado  de  [vuestra]  ciudad,  nosotros  os
            aconsejaremos. No os manifestéis a la faz de las tribus cuando estemos irritados por las palabras
            de sus bocas, [por] su existencia. No nos dejéis cazar en la red, sino dadnos los hijos de la hierba
            de los caminos, los hijos de los matorrales con las hembras de los venados, las hembras de los
            pájaros. Dadnos un poco de su sangre, tened piedad de nuestros rostros, dejadnos los pelos de
            los  venados,  velad  porque  se  descubra  a  los  que  se  hayan  quedado  caídos.  He  aquí  unos
            símbolos, y por consiguiente nuestros substitutos, que manifestaréis ante las tribus. Cuando ellas
            os digan: “¿En dónde está Pluvioso?”, vosotros manifestaréis ante sus rostros nuestros símbolos;
            no  os  manifestéis  vosotros  mismos,  tendréis  otra  cosa  que  hacer.  Grande  será  vuestro  ser.
            Someteréis  a  todas  las  tribus:  humillaréis  su  sangre,  su  savia,  ante  nuestros  rostros;  los  que
            vengan  a  abrazarnos  serán  también  nuestros”.  Así  dijeron  Pluvioso.  Sembrador.  Volcán.  Bajo
            rostros  de  engendrados  se  disimulaban  cuando  íbase  a  verlos  y  a  sacrificar  ante  sus  rostros.
            Entonces  comenzó  la  caza  a  los  hijos  de  los  pájaros,  a  los  hijos  de  los  venados,  caza  que
            recibían Los de las Espinas. Los del Sacrificio. Cuando se habían encontrado pájaros, hijos de
            venados, iban en seguida a derramar la sangre de los venados, de los pájaros, al borde de la
            piedra  de  Pluvioso,  Sembrador.  Habiendo  sido  bebida  la  sangre  por  los  dioses,  al  instante  la
            piedra hablaba cuando llegaban Los de las Espinas, Los del Sacrificio, cuando iban a sacrificar.
            Así hacían ante los símbolos, quemando resina, quemando anís silvestre, espinas de maguey.
            Sus símbolos estaban cada uno sobre la montaña en donde habían sido colocados. De día no
            permanecían en sus casas sino se iban a los montes. He aquí, pues, que no se nutrían más que
            [de hijos de abejas, de hijos de avispas, de hijos de abejorros, para sostenerse; [no tenían] ni
            buena  alimentación  ni  buena  bebida.  Entonces  no  aparecían  los  caminos  de  sus  casas,  no
            aparecía [el lugar] en donde se habían quedado sus esposas.



























            Instituto Cultural Quetzalcoatl                                                  www.samaelgnosis.net
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