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El Popol Vuh 90
132 Este acecho no es solamente simbólico; era real, y uno de los principales deberes de los jefes, por ejemplo, el Jefe
Supremo de México. Algunos Códices mexicanos, el Códice Dresdensis, y diversas inscripciones, muestran la enorme
importancia del planeta Venus.
133 Fillandsis usneoides, planta parásita cuyas fibras filamentosas se empleaban para ornar los templos. [Pachtli, en
náhuatl, de donde viene el nombre de paste, que se le da en Centro América.]
134 “Cuando ven a uno o dos caminantes solos. “ [N. de los T.]
135 Es decir, “lo que será el testimonio de nuestra potencia”.
136 Para la protección de su pueblo.
137 Bastaba para contenerlos.
138 No les quitan la punta de la lanza, sino los adornos del asta solamente, por burla. [N. de los T.]
139 400 es ya un gran número; 16. 000 y 24. 000, es decir, el doble y el triple de 8. 000 [unidad del cuarto orden en la
numeración vigesimal] son, pues, enormes: ahora bien, los enemigos eran todavía más numerosos.
140 Para golpear.
141 Parece, sobre todo según otras obras, que la Fuerza Envuelta había sido traída de Lugar de la Abundancia por Brujo
del Envoltorio; de ella tomaba él su nombre.
142 Repito aquí que Nacxit, “Pedrerías-gemas”, no tiene nada de náhuatl y es, como lo prueba entre otros documentos el
Título de Totonicapán, el Sol, jefe supremo de Lugar de la Abundancia. Cfr. Tezozómoc. Por otra parte, el Oriente es
hacia Honduras [¿Copan?] y no hacia México.
143 Poner a la ciudad en primera línea, dominar.
144 “El barranco, la ciudad”, es una fórmula; es la ciudad con su foso defensivo, natural, o más o menos artificial.
145 Breve frase, terriblemente irónica [ignoro si ya ha sido notada]. Este primer obispo de Guatemala era don Francisco
Marroquín.
146 Hacen construir por los vasallos, los tributarios.
147 Como en México y en el Perú, autonomía de los vasallos, de los vencidos. Aquí, por lo demás, él texto indica vasallos
voluntarios, no vencidos en una guerra.
148 No por gloriola, sino como medio de dominación.
149 “Lugar de las Ortigas”. La actual Chichicastenango.
150 La actual Tzacualpa.
151 “Mansión de Piedra Blanca Bella]”; la actual San Andrés.
152 “Blanca lo Bella; Tierra”; a una legua de Huehuetenango.
153 “Encima de las aguas calientes”. Ruinas cerca de Totoni-capán.
154 O también Xelahu Queh, “Al pie de los Diez Venados [o símbolos, o Brujos]”. Al pie del volcán Santa María.
155 “Ante las construcciones”. La actual Momostenango.
156 “Saúco”
157 Sin tocar a la civilización ni a la religión.
158 Un ídolo. Nada indica que sea esa la piedra translúcida que servía de oráculo, dada por el Nacxit.
159 El texto no da aquí más que diez ayunadores. Yo rectifico poniendo diecisiete, como está indicado algunas líneas más
adelante. Diecisiete, aunque no sea un número sagrado como nueve y trece, parece, según los Códices, haber tenido
cierta importancia. Había pues, en total, treinta y nueve [o tres veces trece] ayunadores y treinta y nueve sacrificadores.
160 En todas partes de la Tierra los jefes realizan los grandes actos religiosos en nombre de la tribu.
161 Las riquezas, simbolizadas por el verde y el amarillo [maíz].
162 En resumen, había cuatro jefes supremos de la tribu, de dos clases: 1a el Consejero [Jefe] y el Consejero
Lugarteniente; 2a el Eminente y el Hablador de los Hombres.
163 ¿Habrá aquí una crítica indirecta de los Jefes españoles acaparadores de riquezas?
164 Por derecho de conquista.
165 Otra vez tributarios por propia voluntad.
166 “Brujo. Que es un modelo [un ejemplo]”
167 O bien Iztayul o Xtayul, “Opresor”.
168 E-Gag-Quicab. “De numerosas manos de fuego.”
169 “Calabazas adornadas”, dice Brasseur; “Estacas cambiadas [empalizadas rehechas]” sería posible.
170 “Amontonador”.
171 “8 Bejuco”; esto muy bien puede ser el signo del día de su nacimiento, si se admite para los glifos del calendario, como
para los otros, la polifonía.
172 “7 Temperatura”, nombre de día.
173 “Ornado con el anillo”, dice Ximénez.
174 “3 Ciervo”, nombre de día.
175 “9 Perro”, nombre de día.
176 Cada Gran Mansión tenía su jefe supremo con jefes adjuntos; dicho jefe supremo llenaba, por derecho de clan y no por
derecho personal, tal función en la tribu; lo mismo pasaba con el presidente del Consejo de la tribu, el “rey” de nuestros
benditos autores [podría llamársele el Presidente de la República], que era simultáneamente jefe supremo de la Gran
Mansión de Ca-Ha.
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