Page 40 - El garbanzo verde nº5
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                 El Garbanzo Verde


                   Afortunadamente,  Vicenta  y  Federico              En  julio  de  1936  —recién  iniciada  la
            harían caso de las palabras de su hijo y pronto     Guerra Civil— volvería a su Granada natal para
            comenzaría  el  éxito  literario  al  tiempo  que   encontrarse  con  el  fascismo  más  atroz,  con  la
            forjaba  relaciones  cada  vez  más  estrechas  con   expresión bélica más cruel que le arrebataría su
            sus   compañeros    de   la   Residencia   de       duende  cuando  tan  solo  contaba  con  38  años,
            Estudiantes: el contacto con Salvador Dalí, Luis    cuando aún tenía el poeta de Fuente Vaqueros
            Buñuel o Pepín Bello, entre otros residentes, y la   tantísimo  que  ofrecer:  las  dos  obras  que  él
            revelación   de   sus                                                           mismo  tildaba  de
            pulsiones    sexuales                                                           irrepresentables»
            más     íntimas    se                                                           —El público y Así
            convertirían  en  un                                                            que  pasen  cinco
            estímulo                                                                        años—, escritas en
            tremendamente  fértil                                                           su etapa en Nueva
            para  su  producción                                                            York,  los  Sonetos
            poética  y  dramática.                                                          del  amor  oscuro,
            Tras la publicación de                                                          La     casa    de
            varios libros de poesía                                                         Bernarda    Alba,
            —Libro  de  poemas,                                                             que  acababa  de
            Suites, Canciones —y                                                            terminar,       la
            algunas   obras    de                                                           inconclusa
            teatro   despreciadas                                                           Comedia sin título
            por  no  doblegarse  al                                                         y  las  muchas  que
            gusto   del   público                                                           le  quedaron  por
            burgués  —Amor  de                                                              escribir.
            don  Perlimplín  con
            Belisa  en  su  jardín—,                                                               Cien  años
            llegaría   el   primer                                                          después  de  que
            estreno       exitoso,                                                          aquel  muchacho
            Mariana  Pineda,  y  la                                                         granadino de alma
            publicación       del                                                           inhibida        y
            poemario    que    le                                                           entusiasmo
            otorgaría  la  fama  a                                                          contagioso  llegase
            nivel     a     nivel                                                           a la capital con un
            internacional:                                                                  libro   de   prosa
            Romancero      gitano                                                           poética  bajo  el
            (1928).  Convertido  así  en  el  poeta  gitano  y   brazo,  su  silueta  sigue  deambulando  por  la
            popular, en el artista con genio andaluz infinito,   Residencia de Estudiantes, por la Plaza de Santa
            no es extraño que, en lo sucesivo, cada uno de      Ana —presidida por su estatua, frente al Teatro
            sus estrenos fuese fervientemente alabado por la    Español— por el Café de Oriente, por la  calle
            crítica:  del  de  La  zapatera  prodigiosa  en  el   Alcalá, donde fijó su residencia, y, por supuesto,
            Teatro Español en 1930, o el de Yerma, también      por  todas  y  cada  una  de  las  salas  de  teatro
            en el Español, cuatro años después.                 donde  actores  y  actrices  extienden,  fascinados,
                                                                la palabra lorquiana.
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