Page 279 - Abrázame Fuerte
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Sergio espera su turno. La fiesta y todo lo sucedido, la pierna y las muletas lo han
dejado K. O. Ana lo observa, y se da cuenta de que el chico, que se ha quedado
el último en la barra, no está bien.
—Oye, Bea —murmura la chica—, ¿por qué no vas a hablar con Sergio? Lo
veo un poco solo, y sigue siendo tu novio.
—No sé, Ana; me da pereza —responde su amiga. De repente, también se
siente cansada.
—Recuerda que él tuvo la idea de organizar esta fiesta… Y está aquí. ¿No
crees que se lo merece? —Ana quiere que su amiga reflexione y recapacite.
—Tienes razón. Haré un esfuerzo, pero… ¡qué palo! —Bea resopla y recoge
sus regalos.
Silvia, presente en la conversación de sus amigas, se despide tan rápidamente
como puede. Quiere evitar a toda costa cualquier situación embarazosa.
—Bueno, yo me voy pitando… Mis padres me esperan para cenar y ¡ya
sabéis cómo se pone mi madre si llego tarde! ¡Un beso! —Levanta la mano para
despedirse. No tiene valor de acercarse a Bea.
—¿Mamá nos espera para cenar? —la detiene la voz de David, a quien
sorprende el comentario de su hermana. Le parece raro que su madre los haya
citado para cenar, cuando los domingos siempre hay pizza y película, y cada
cual hace lo que le place.
—Me lo ha dicho mamá antes de saaaaaaaliiiiirrrrr. —Silvia mira a su
hermano con los ojos muy abiertos y arqueando las cejas. Su frase y sus gestos
tienen la intención de decirle, en un doble mensaje: « David, me quiero ir y
rápido… No me lo hagas más difícil» .
David entiende a su hermana a la perfección y decide echarle un cable.
—Ahhh, sí; no me acordaba… Dile a mamá que iré un poco más tarde, ¿de
acuerdo?
Silvia se retira. Ni mira a Sergio cuando pasa junto a él. No quiere que nadie
perciba nada, ni que entiendan lo que no es. Sergio también hace como que no la
ve. No quiere estar ahí; pagará y se marchará.
El chico abona su consumición y, despacio, se dirige a coger un taxi. Bea, que
ha ido al baño antes de enfrentarse a la situación, ve que su aún novio no está y le
da un vuelco el corazón. Oye una voz muy fuerte dentro de ella que le apremia:
« Es ahora o nunca. ¡Hazlo!» . La chica sale corriendo del bar y busca al chico.
Sergio está cruzando la calle.
—¡Sergio, espera! —La chica corre hasta él. Sergio se vuelve con lentitud—.
Te quiero dar las gracias… —dice la chica resoplando—. Ana me ha dicho que
has organizado la fiesta.
—Sí, bueno… Felicidades —contesta él.
—Gracias…
—De nada —responde.