Page 282 - Abrázame Fuerte
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que quiero salir contigo! Sólo que me ha parecido gracioso que me lo preguntaras
así, ¡como si fuéramos los protagonistas de una serie de la tele!
—Ya… Soy un patán… —murmura el chico, avergonzado.
—No —le corrige ella—. Eres adorable.
La pareja se mira y, de pronto, empieza a reírse por lo cursi del momento.
Para decirse que se gustan y que quieren un compromiso mayor, han recurrido
al saber popular de la ficción, sobre todo el de las comedias románticas
estadounidenses, en las que sale el típico adolescente indeciso que, finalmente, se
arma de valor, se planta frente a la chica que le gusta y le dice: « ¿Quieres salir
conmigo?» . La chica calla durante unos segundos y le hace sufrir hasta que, al
fin, consiente. Pero por suerte, el amor es más rico y, por desgracia, también
más complejo, y por eso la vida no es como en las películas. Estela y Marcos,
que lo saben, se ríen sanamente de ellos mismos.
Poco después
Bea no puede evitar que las lágrimas le recorran las mejillas. Las despedidas
siempre son difíciles. A Sergio también le duele.
—¿Por qué lloras? —le pregunta él—. Eres tú quien quiere dejarlo…
—Y tú también quieres dejarlo —responde Bea con voz temblorosa.
—Ya… Por eso. Entonces ¿por qué lloras? Si los dos creemos que es lo mejor
para nosotros, en lugar de llorar ¡deberíamos hacer una fiesta! —dice el chico,
intentando quitarle dramatismo.
—Sergio, no seas así…
—No, lo digo en serio. A mí también me da pena, pero ahora la realidad es
otra. Yo no siento despedirme de ti, Bea. Eres una gran persona y me gusta cómo
eres, y creo que he tenido mucha suerte por haberte conocido y que te fijaras en
mí, pero ambos sabemos que somos diferentes en muchos sentidos, y creo que si
lo dejamos no nos cortaremos las alas, sino que dejaremos que se abran… ¡Hoy
es tu cumpleaños, Bea! Puedes empezar de nuevo…
—¡Pues vaya cumpleaños! —solloza la chica.
—El mejor cumpleaños de tu vida…, ¿o no? ¿Has visto cuántas personas
había en el bar? Y eso que faltó gente. Mi primo trabajaba pero te manda un
beso. —Sergio piensa bien en lo que quiere decir—. Bueno, lo que quería decir es
que, a lo mejor, esto es un regalo que te da la vida por tu cumpleaños…
—Puede. —Bea sonríe entre lágrimas. Aunque el momento sea triste, las
palabras esperanzadoras de Sergio le hacen creer que quizá sí se abra camino un
futuro mejor—. Entonces… ¿hacemos otra fiesta? —ironiza.
—Lo que digo es que no hace falta que lo vivamos como un drama. Pero
tampoco vamos a convertir esto en un chiste. Duele, sí, pero hemos compartido