Page 285 - Abrázame Fuerte
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—No, quiero poner plantas en toda la casa. ¿Te has dado cuenta de que no
      tenemos ninguna? A lo que iba… El trastero… Sí… Al principio pensé que sería
      ideal como cuarto de la plancha, pero he pensado en algo mejor… —Aún de pie
      junto  a  la  ventana,  la  madre  se  le  queda  mirando  con  una  sonrisa  brillante.
      « Ahora viene mi turno» , piensa Marcos.
        —He pensado que… —su madre habla con lentitud para que la sorpresa sea
      mayor—… ¡podrías utilizarlo como tu estudio de música!
        A Marcos le sorpende tanto la noticia que casi escupe todo el café con leche
      como si fuera un aspersor automático.
        —¿DE VERDAD?
        Su madre ríe.
        —¡Pues claro! Así no tendrás todas tus cosas amontonadas en la habitación.
      Un  cuarto  para  la  música,  y  otro  para  dormir.  —Marcos  sigue  mirándola,
      anonadado—. Pero si no quieres, olvídalo, ponemos la plancha y listos.
        —¿Y  podría  poner  allí  también  el  ordenador?  —pregunta  el  chico
      rápidamente.
        —Claro. Si te sirve para componer, ¡adelante! —Su madre percibe el brillo
      de ilusión en los ojos de su hijo y se imagina la cantidad de horas que, a partir de
      ahora,  Marcos  pasará  en  ese  cuarto  componiendo,  ensayando,  tocando…
      ¡Seguro que su hijo músico acabará siendo famoso!
        —Y…, y… ¿podré poner hueveras en la pared?
        —¿« Hueveras» ? ¿Qué son « hueveras» ? —pregunta la mujer intrigada.
        —¡Hueveras, mamá! ¡Esas cajas de cartón donde se ponen los huevos! Se
      utilizan en los estudios de música para insonorizar el espacio. Pegas una junto a
      otra en la pared y eso mitiga el sonido. Así cuando toque no se oirá tanto y ¡no te
      dolerá la cabeza! —se burla Marcos, que está realmente emocionado.
        —Es tu cuarto de los instrumentos… Puedes hacer lo que quieras.
        Como impulsado por un resorte automático, el chico se levanta de la cama y
      le da un enorme abrazo. Si quisiéramos recordar una escena similar entre ellos,
      deberíamos remontarnos a un lejano día de Reyes, cuando él tenía ocho años. No
      es que su madre y él no se quieran, ni se lleven mal. Digamos que es una familia
      que no está acostumbrada a dar abrazos; pero cuando los dan, son explosivos, y
      de la mejor calidad.
      Poco después, en el instituto
      Estela ha llegado al centro sin ser consciente de lo que hizo anoche. De camino,
      ha notado que mucha gente en la calle se la quedaba mirando. Ella pensaba que
      tenía  el  guapo  subido  pero,  cuando  llega  al  instituto,  los  comentarios  de  sus
      compañeros le descubren que anoche todo el mundo vio el programa.
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