Page 281 - Abrázame Fuerte
P. 281

actuación por lo menos tres veces. Y cada vez, después de la canción, piensa en
      las posibles respuestas con las que podría haber sorprendido al jurado.
        —Bueno, por fin llegamos… —comenta Estela, con un pie en el portal.
        —Sí… —responde Marcos, sin saber qué decir.
        —¿No quieres que el taxi te acompañe a casa?
        —No, es igual, iré andando. Estela, yo…
        —No digas nada. —La chica pone el dedo índice en los labios de su amigo—.
      No hace falta. Has estado muy bien. Me ha gustado mucho lo que has hecho…,
      pero la próxima vez me avisas, ¿vale? —Estela está muy cansada, y no quiere
      broncas. No quiere que Marcos le diga que se arrepiente, que eche a perder el
      recuerdo de ese beso que, para ella, ha sido inolvidable.
        —Estaba pensando en lo mismo… Pero te he visto tan guapa… y los ensayos
      han sido tan potentes… y… —Marcos no acaba la frase, Estela lo acalla con un
      beso  interminable.  Por  fin,  el  momento  tierno  que  ambos  tanto  deseaban.  Sus
      labios encajan con suavidad. Una brisa tibia les acaricia la cara, y Estela enreda
      su mano en el pelo del chico. No podemos saber cuánto tiempo dura su primer
      beso de verdad. Los primeros besos no están sujetos a la temporalidad porque son
      eternos.
        Después de la eternidad, la pareja se sonríe y se funde en un abrazo tierno y
      cálido. Estela siente como su corazón se expande, y Marcos no se puede creer
      todo lo que siente junto a ella. Él no se había enamorado nunca. Siente que un
      cosquilleo  le  invade  desde  la  punta  de  los  pies  hasta  la  cabeza,  como  si  mil
      hormigas le recorrieran todo el cuerpo. Se le eriza la piel.
        —Me gustas mucho —confiesa, hundiendo la cara en el pecho de la chica.
        Como respuesta, ella lo abraza con más fuerza.
        —¿Quieres salir conmigo?
        Estela aguanta un par de segundos en silencio. Sólo ha oído esta pregunta en
      las series de la tele, y le parece absurda. Marcos siente cómo el cuerpo de la
      chica vibra un poco.
        —¿Qué pasa? —pregunta, confuso.
        Estela  no  puede  aguantar  la  risa.  La  mezcla  de  nervios  y  lo  ridícula  que
      encuentra la frase, aunque le haya encantado oírla, consiguen hacerla reír.
        —¿Eh? Nada, nada… Es que… —La chica suelta una pequeña carcajada e
      intenta evitarla tapándose la boca con la mano—. Perdona, Marcos, no eres tú…
      Es que… —Estela no puede contener la risa, y estalla en carcajadas.
        Marcos la mira, inseguro. Se siente frágil. Estela ya no puede parar de reír.
      Le ha dado la risa tonta; sí, sufre un ataque de risa y, aunque lo intente, es incapaz
      de dejar de carcajearse.
        —¿Qué? —suelta el chico a la defensiva, deshaciendo el bonito abrazo que
      compartían.
        —Ven aquí, tonto. —Estela se le echa encima llenándolo de besos—. ¡Claro
   276   277   278   279   280   281   282   283   284   285   286