Page 289 - Abrázame Fuerte
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—¡Ah! Estoy con mi padre en la montaña. ¡Hemos ido a hacer rafting!
Ahora estamos comiendo en un restaurante. ¡No veas cómo molaaaa! —Bea
parece feliz de la vida.
Ana y Estela hacen señas a Silvia para que les informe de la conversación.
Ella las calma gesticulando con las manos, pidiéndoles que esperen.
—¡Qué bien! —exclama Silvia, y sonríe a las chicas para que dejen de sufrir,
que no hay malas noticias—. Bueno, pues… Mmm… —carraspea, porque no
sabe qué más decir.
De un manotazo, Ana le roba el móvil. Silvia respira, aliviada.
—¡Bea! ¡Soy Ana! ¿Cómo estás? ¡Nos tienes muy preocupadas!
—¡Estoy de maravilla! —responde Bea con una alegría infinita—. Con mi
padre, en la montaña. Me he levantado y él no tenía que trabajar y nos hemos
regalado un día juntos…
—¡Qué guay! Y el tema de… ¿Sergio? Se lo he contado a las chicas… ¿No te
importa?
—¿Tema Sergio? —Bea hace una pequeña pausa—. ¡Superado! La verdad es
que es un amor. Fue muy comprensivo, y hemos quedado como amigos. Pero
cuando digo como amigos, es como amigos de verdad. Tenemos gustos distintos
y la cosa no funcionaba, pero…
—Pero ¿tú estás bien? —Ana se muestra excesivamente preocupada.
—¡Ya te he dicho que de maravilla! —la tranquiliza su amiga—. Me he
quitado un peso de encima. Entiéndeme, no es que me sintiera atada a Sergio ni
nada de eso pero ayer, después de hablar con él, sentí como si se me abrieran las
alas, ¿sabes? ¡Oye! ¿Estela está con vosotras?
Ana le pasa el teléfono a Estela, con una gran sonrisa.
—¡Hola! —saluda ésta, en un tono cariñoso.
—¡Hola, Estela! ¡Ayer estuviste genial! ¡Y menudo premio! ¡Qué besazo! —
exclama Bea, cambiando radicalmente de tema.
—Ah, sí. Puff, qué vergüenza… —contesta su amiga, recordando el
momento.
—¿Vergüenza? ¡Si fue superromántico! Dime, ¿qué pasa con Marcos?
¡Cuenta!
Estela mira a Ana y Silvia, pues lo que va a decir lo van a escuchar ellas
también.
—Marcos… Bueno… Después del programa se me declaró oficialmente…
—Ana y Silvia se miran sorprendidas y sonrientes y le dan un pellizco cariñoso a
su amiga en la cintura—. Es adorable, la verdad, y yo ¡estoy loca por él! Ni Leo
ni tonterías… Marcos forever.
—¡Estela! Pon el manos libres un segundo, porfi… —pide Bea. Estela mira el
móvil, es muy parecido al suyo, así que sabe cómo funciona. Conecta el altavoz.
Las chicas hacen corro para pegarse al teléfono—. ¿Ya?