Page 292 - Abrázame Fuerte
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—Me inventé un perfil de correo electrónico con tu nombre e inscribí tu blog
en un concurso de la red.
—Que… ¿QUÉEEEE? —Ana no se lo puede creer.
—Ana, Ana…, tranquilízate, ¿quieres? —El chico la coge por los brazos. Es
vital que ella entienda lo que ha pasado.
—Lo que me cuentas no me gusta nada… Por eso me has regalado las rosas
¿verdad? ¡Para comprarme! —Ana está realmente enojada. Para ella, David no
ha jugado limpio al regalarle las rosas, puesto que tenía una intención oculta con
ello.
—Ana, ¿quieres dejarme acabar? Has ganado. ¡HAS GANADO EL
CONCURSO! —Los dos guardan silencio. David espera a que su novia
reaccione. La chica está intentando comprender la situación y, como si de un
ordenador que reinicia el sistema se tratara, se queda « colgada» un momento.
David aprovecha para explicarse—. Quizá obré mal al hacerlo a tus espaldas,
pero cuando descubrí el concurso me dije: « ¿Por qué no? ¡Ella lo vale!» . Sabía
que tú no lo harías, y lo hice yo. Y pasaron los días y recibí un e-mail en el que
me decían…, corrijo, te decían que habías ganado.
Ana empieza a esculpir una sonrisa lenta en su rostro.
—¿Y qué he ganado? —pregunta la chica con tono neutro, como si en
realidad no le importara.
—Has ganado mayor proyección en la red. Esto quiere decir que si quieres
escribir sobre algunos temas ¡igual te pagan! Me explico. Este concurso era de
cultura…, eso para empezar…, y como has ganado…, tienes entradas gratuitas
en todos los cines y teatros de la ciudad durante un año. También podrás ir a todos
los conciertos que quieras. Lo único que te piden es que sigas escribiendo el blog
igual que hasta ahora pero… añadiendo entradas en las que opines sobre las
diferentes actividades culturales que realizas. Ya sabes: la crítica de una película,
o una obra de teatro… Te pagarán por ser tú misma y decir lo que piensas. La
gente se matará para que hables de ellos.
Ana no tiene palabras. David tiene razón, si fuera por ella nunca se habría
presentado a un concurso de ese tipo.
—¿No dices nada? ¿Sigues enfadada? —El chico espera una respuesta.
—Es imposible enfadarse contigo. —Ana acoge al chico en su regazo. Un
pensamiento le brota en la mente: « Qué suerte tengo…» .
En ese mismo instante
A Silvia le suena el móvil. Está en su casa estudiando y no espera ninguna
llamada. Mira la pantalla del teléfono con curiosidad… ¡Sergio! Deja sonar el
teléfono unos instantes. « ¿Lo cojo o no?» . Justo en el momento en el que la chica