Page 291 - Abrázame Fuerte
P. 291
—¡SORPRESA! —exclama el chico, sacando la cabeza por encima del
ramo.
—Pero ¿qué…? —Ana está flipando. Nunca le habían regalado tantas flores
juntas—. ¿A qué se debe esto?
David le ofrece el ramo, la chica lo acepta y lo mira con devoción.
—Hoy es un día muy especial… Sí, ¡especial! —La voz del chico delata que
está nervioso.
—¿Por? —pregunta ella sonriendo.
—Pues porque… Cómo te lo diría… —David mira el techo como si buscase
una respuesta, pero en realidad lo tiene muy claro. De pronto se pone muy pero
que muy serio—. Creo que tenemos que hablar, Ana. ¿Me dejas pasar?
La muchacha traga saliva. David ha dicho « la frase» . La maldita frase que
precede a algo malo. Cuando alguien te dice « la frase» . (« Tenemos que
hablar» ), lo más seguro es que de ahí no salga nada bueno, y te caiga la
maldición.
La chica hace pasar a David. Está confusa. Piensa que no puede ser que su
chico se haya presentado para dejarlo con ella con ¡un ramo de flores! Pero él
sigue con la misma cara de pasa y, sin mediar palabra y con paso decidido, se
dirige a la habitación de ella. Ana lo sigue a paso lento y llena de miedo. ¿Por qué
está tan serio, si le acaba de regalar un ramo de flores? ¿Quizá cree que, con el
regalo, el golpe será menos duro? ¿Qué querrá?
—Ana, siéntate. —De pie junto a la cama, David ofrece asiento a su novia.
—¿Qué pasa? —Ana está empezando a preocuparse.
—Ahora quiero que me escuches bien.
—David, ¡para ya que me estás volviendo loca! —explota la muchacha.
El chico deja su actitud seria, se acerca a ella y le da un pico en la boca. Se
arrodilla delante de ella y se apoya en su regazo. David está más tierno que
nunca. Ana no sabe por dónde le saldrán los tiros.
—Hace como tres semanas leí tu blog…
—Ahora estaba escribiendo una nueva entrada… —comenta Ana señalando
el ordenador.
—Ya. Pero cuando digo que leí tu blog, me refiero a todo tu blog. Ana, ¡me
pareció buenísimo!
—Bueno… ¡Gracias!, no sé, tampoco hay para tanto… Es un blog y nada
más…
—Entonces estuve pensando y bicheando por Internete y descubrí un
concurso de blogs… —Ana hace ademán de interrumpir, pero él la detiene con
la mano—. Lo sé, lo sé… Te lo tendría que haber comentado antes…
—David… ¿Qué has hecho? —Ahora es ella la que se pone seria. Le gusta
que la gente lea su blog, pero no le hace ninguna gracia que la gente juegue con
ello a sus espaldas.