Page 17 - final-azteclaim
P. 17
espacio-tiempo en el que los objetos lo moldean y éste
les dice cómo moverse. La geometría del espacio-
tiempo es dinámica y cambia por la presencia de flujos
y energía en su seno.
Las estrellas de neutrones o los hoyos negros son
cuerpos muy compactos porque se vuelven sistemas
que tienen demasiada energía concentrada en un
pequeño punto, por consiguiente, genera una
perturbación muy prolongada en el espacio-tiempo,
casi rompiéndolo. Puedes imaginar al espacio tiempo
como una malla en la que se encuentran los objetos y
un agujero negro sería colocar una pesada bola de
boliche en ella.
Volvamos entonces al descubrimiento. Se
detectaron dos agujeros negros orbitaron uno alrededor Foto aérea de LIGO Livingston, Louisiana 3
del otro y colapsaron fusionándose, esto creó que las perturbaciones de los dos chocaran
y se propagaran como ondas gravitacionales cada vez más violentas. Para que se creen
se necesita energía y a medida que se acercan los agujeros negros mayor es la energía
que se libera.
Estás ondas representan estiramientos y contracciones del espacio-tiempo, si una de
estas pasara perpendicularmente por la escuela, empezarías a ver cómo se estiraría y
contraería en cierta dirección porque lo que nos rodea es el espacio-tiempo—y te
estaría diciendo “cómo moverte”—.
Con todo esto en mente podemos contestar la pregunta inicial del texto: ¿Qué pasaría
con los planetas si en este momento el sol desapareciera, por alguna razón,
instantáneamente? La respuesta es más sencilla que loca. Cada uno seguiría un camino
definido por su ex-órbita, después de unos instantes el espacio-tiempo buscaría volverse
a adecuar (ya que existiría ahí una gran perturbación sin el Sol en ella, sé que suena raro)
y los planetas tomarían algo como una trayectoria recta mientras se alejan. Creo que con
esta abrupta explicación nos ha quedado claro de qué manera la deformación del espacio-
tiempo rige los movimientos.
El 11 de febrero del 2016, los físicos del experimento LIGO
(Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales)
publicaron un informe que establecía la detección de ondas
gravitacionales, provenientes de la colisión de estos dos hoyos
negros supermasivos.
Dicho experimento cuenta con dos detectores láser en forma de
L, cada uno de estos canales miden 4 km. Éste gran instrumento
óptico de precisión fue desarrollado por los institutos tecnológicos de
Massachusetts (MIT) y California (Caltech), participaron más de mil
investigadores de 15 países, en la Colaboración Científica LIGO.
Se tienen dos detectores idénticos, uno en Luisiana y otro a tres mil
kilómetros en el estado de Washington. Desde 2002 hasta la fecha,
LIGO ha mejorado la sensibilidad de su detector para captar ondas
gravitacionales— con su máxima potencia en el 2020—.