Page 58 - Lascivia Noviembre 2017
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saldría con eso que amaba a su marido, pero no, esa noche no.




                    Siguió el tema ella, luego se me acercó y me dijo -qué me propones??-, la

                  tomé y la pegué a mi, nos besamos apasionadamente, mis manos rápida-

                  mente tomaron sus bellas nalgas sobre su pantalón apretado, nuestras len-

                  guas jugaban de boca en boca, solo nos tocabamos y pude sentir y oír que

                  ella estaba muy excitada con tan poco, metí mis manos debajo de su blusa y

                  atrapé sus finos senos y levantando su blusa los mamé, ella seguía excitán-
                  dose más y más, no había visto a una mujer tan caliente. La fui colocando


                  sentada sobre un escritorio y le quité su blusa para mamarle mejor sus tetas,
                  luego la acosté encima del escritorio que es grande, le saqué el pantalón de


                  su cuerpo, tenía un pequeño bikini como braguita. Mi verga ya formaba un
                  gran bulto en mi pantalón.




                    Le quité su braguita y frente a mi quedó su rajita, toda depilada, sus labios

                  vaginales rosados al igual que clítoris, se veía muy deliciosa, abrí sus piernas

                  y me sumergí en su vulva, comiendo, lamiendo y chupando todo, como si

                  fuera la última rajita del mundo, a los pocos segundos, la bella Esperanza es-

                  taba pegando unos gemidos intensos, no había problema, pues estabamos

                  solos en una bodega grande, y estábamos hasta adentro, ella podía gritar si

                  quería. Mi lengua se metió por todos lados incluso metí la punta de mi len-

                  gua en su vagina, mis labios tomaban por asalto su clítoris, pude sentir como

                  bajaba su jugos amargos por su rajita y yo los bebía.




                    Yo en ocasiones le miraba el rostro y podía verla hacer gestos de placer y

                  quejarse muy rico, además en ocasiones me pedía que no dejara de comerle

                  la cuca. Minutos después la elevé hasta un sonoro orgasmo, ella tomándome

                  los cabellos me restregó el rostro contra su raja. Luego de eso yo sabía que

                  debía penetrarla, puse sus pies con sus largos tacones sobre mis hombros y

                  colocando mi verga erguida contra su raja, la fui ensartando, mi glande fue

                  abriendo ese mojado y caliente orificio vaginal, ella gimió fuerte y yo la ter-

                  miné de coger, se la metí casi toda, estaba tan mojado que no fue muy difícil,

                  luego comencé a bombear mi verga adentro y afuera, ella ponía literalmente

                  los ojos en blanco, lo hacía una y otra vez, señal que la estaba pasando cool.




                    Cada vez la ensartaba más y más rápido y profundo, ella pedía que la
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