Page 60 - Lascivia Noviembre 2017
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cogiera más duro, lo cual me terminaba de poner más duro, sentí como se

                  corría intensamente cuando yo le daba más duro y no me detuve hasta que

                  la oí gritar y gritaba que se estaba corriendo. Yo comencé a explotar dentro

                  de ella, varios chorros de semen fueron lanzados por mi verga en el interior

                  de su vagina.

                    Luego hubo poco a poco calma. Saqué mi verga de su rajita ya semidura,

                  ella se puso la ropa y diciendo -me debo ir, no se como pasó esto!!- se mar-

                  chó de alli.




                    Al otro día, ella estaba seria y un poco molesta. No aguantó y pidió hablar
                  conmigo, cerró la puerta de su oficina y me dijo que lo de ayer había sido un


                  error y solo sexo, que ella estaba enamorada de su esposo y que no sentía
                  nada por mi.




                    Yo le dije que no había problema por mi, esto quedaría como un secreto

                  entre ella y yo.




                    Los siguientes dos días siguieron igual y ella era un poco indiferente con-

                  migo, en mi caso yo seguía siendo atento con ella y no hablé más del tema.

                  Haberla cogido me había encantado. Pero el día viernes de esa semana, ya

                  era tarde en la tarde, yo tenía unos tres empleados más aparte de Esperanza,

                  cuando ella entró en la oficina, se sentó y charlamos, estaba de mejor humor

                  y bromeaba conmigo.




                    En eso, casi era ya la hora de salida del personal, me dice con palabras me-

                  losas, -porque no sacas al personal y nos quedamos para jugar un poco?-;

                  al principio creí que era un broma, pero la miré a los ojos y parecía de fue-

                  go, me puse de pie y le dije a los muchachos que se fueran que saldríamos

                  un poco más temprano hoy, ellos sin dudarlo se cambiaron ropa y se fueron

                  en pocos minutos, yo me apresure a cerrar el negocio y la bodega, me que-

                  dé solo con Esperanza en mi oficina ahora, la tomé de las manos, ahora ella

                  llevaba un vestido a las rodillas y siempre sus tacones muy altos, nos sen-

                  tamos y empezamos a besarnos con mucho ardor, nuestras lenguas se en-

                  gullían la una a la otra y mis manos acariciaban su entrepierna, en eso ella

                  se puso de pie y frente a mi se empezó a despojar de su ropa, quedó solo

                  en bragas, sus senos al aire eran hermosos, yo hice lo propio y me quedé
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