Page 99 - Punto de Fuga_2_Neat
P. 99
El que se autoproclamó como padre le marcó cintazos
en el culo y la espalda con hebilla y todo, desgarrando su piel
para que aprendiera.
Eso, lo convenció aún más. Debía irse. Solito con su mono de
ropas y una manta se tomó el tren saltando molinetes, colgado
como garrapata entre vagones, escapando de los chanchos y
otros guardias.
Amelia había hablado con curas, había contactado a
antiguos cargos militares y todos le aseguraban que buscar no
la iba a llevar a nada, y le deseaban que encontrara paz.
Llegó al centro, en pleno obelisco se juntó con otros de
distintas edades e historias, lo recibieron fraternalmente.
Todos como manada fueron debajo de un puente por la calle
Brasil. Hicieron una fogata para un guiso con todo lo que
habían mendigado.
Juan podía percibir algo como cariño, pero no lo sabía,
no lo conocía. Intuía estar sintiéndolo. Afecto.
98