Page 184 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
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NUNCA ES TARDE PARA EMPEZAR DE NUEVO. EL

                           CASO DE JUDITH, LA ACTRIZ PORNO







              Conocí a Judith al terminar una conferencia sobre educación y resiliencia en un colegio.
              Se acercó a hablar conmigo y me dijo:
                 —Soy actriz, he visto a través de las redes que dabas una charla en este colegio y he
              venido. No quiero seguir viviendo. No puedo más, me voy a suicidar.
                 Me  quedé  helada.  No  sé  mucho  de  cine,  y  menos  internacional  —tenía  un  ligero
              acento extranjero—. Le pregunté su nombre, pero en ese instante, la directora del colegio
              se acercó para obsequiarme con un libro editado con motivo del cincuenta aniversario de
              la institución. Aproveché ese momento para buscar su nombre en Google. ¡Era una actriz
              porno y tenía más de un millón de seguidores en las redes!
                 Me acerqué de nuevo y le pregunté la razón de su tristeza. Me explicó que su novio de
              siempre —se conocieron en la infancia— le había pedido casarse. Ella le quería, aunque
              con  ciertas  dudas  —«¡No  sé  si  estoy  enamorada…,  no  sé  si  soy  capaz  de
              enamorarme!»—, pero sabía que no tenía futuro con él. Me dijo:
                 —Él  quiere  que  yo  deje  el  cine,  y  estoy  dispuesta  a  hacerlo…  pero,  si  tenemos
              hijos…, tú no me entiendes…, si algún día ellos buscan mi vida a través de internet… Yo
              no tengo futuro.
                 De forma delicada entramos, todavía junto al escenario de la conferencia, en el mundo
              de  la  pornografía.  Yo  trataba  el  tema  con  sumo  cuidado  para  evitar  herirla  y  ella  lo
              percibió.
                 —Gracias por no juzgarme, necesito ayuda… Lo que más me preocupa es no poder
              borrar mi pasado, mis heridas, y volver a empezar.
                 La cité al día siguiente a primera hora en consulta. Pasé toda la noche dando vueltas al
              tema… y llamé a un conocido mío que trabaja en la Policía para preguntarle si se podía
              cambiar una identidad y qué requisitos eran necesarios.
                 A  la  mañana  siguiente  tenía  la  información  necesaria.  Su  madre  era  extranjera  y  su
              padre español, y ella tenía doble nacionalidad. Hablamos de la posibilidad de cambiar su
              nombre, aunque ella ya empleaba un pseudónimo para su trabajo. Fuimos entrando de
              forma cautelosa en su pasado. En cómo había terminado grabando en diferentes países,
              rozando en algunos momentos el mundo de la prostitución de lujo y las drogas. Había
              muchas heridas profundas que sanar.




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