Page 49 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
P. 49
CONOCE A TU COMPAÑERO DE VIAJE
Aquí te presento a un compañero de viaje crucial de tu vida. Tras la lectura de las
próximas páginas, vas a entender por qué te sucede lo que te sucede, vas a entender
algunos momentos de tu vida y vas a comprender los comportamientos de muchos de los
que te rodean. Presta especial atención a este capítulo.
El cortisol en sí no es malo, lo que es perjudicial para el organismo es su
exceso.
Sigamos con nuestro relato. Seguimos en el cine. Si no contáramos con el cortisol
probablemente nos quedaríamos sentados en nuestra butaca disfrutando del espectáculo
de humo y llamas. El cortisol, por lo tanto, es fundamental para la supervivencia.
Imagina, en cambio, la situación real. Te levantas con taquicardia, hiperventilación y
sensación de angustia e intentas buscar la salida más próxima. Ves la cara de susto de los
que te rodean; te cuesta pensar con claridad. Por fin consigues llegar a la calle, sudando,
el cuerpo te tiembla. Ya en la calle, alguien te dice que no te preocupes, que estaban
arreglando las alarmas y saltaron sin motivo, pues no hay ningún incendio. En ese
instante, reabren las puertas y diez minutos después todos los asistentes vuelven a ocupar
sus lugares. Cierto, todo el público regresa a su situación anterior, pero realmente nadie
se encuentra en las mismas condiciones fisiológicas y mentales que antes de que sonara
la alarma.
¿Por qué? Ese pico de cortisol que hemos experimentado tarda varias horas en
desaparecer del todo y regresar a un nivel normal. Seguro que te ha pasado en alguna
ocasión: vas conduciendo. Alguien se cruza con una maniobra inadecuada, no te chocas,
nada sucede, pero tu organismo percibe esa amenaza y tu cuerpo siente una punzada en
el pecho. Pero ¡si no ha pasado nada! Es la señal de alerta de tu cuerpo.
Por lo tanto, ¿cuál es la función del cortisol?
— El cortisol afecta de forma profunda a múltiples sistemas del organismo. Con el
cortisol elevado nos preparamos para salir corriendo, la sangre viaja de los
intestinos a los músculos para ayudarnos y potenciar la acción evasiva o
defensiva, por eso perdemos el apetito en los momentos de angustia. Los sentidos
se activan («Tengo los nervios a flor de piel»), intentando percibir cualquier
estímulo que ayude a identificar la amenaza intuida. Tu musculatura recibe las
señales necesarias (tanto nerviosas como bioquímicas) para prepararse para la
evasión del peligro o la lucha. El cortisol ayuda a que el oxígeno, la glucosa y los
ácidos grasos puedan cumplir sus respectivas funciones musculares. El ritmo
cardíaco acelerado hace que el corazón bombee más rápido, facilitando el
49