Page 52 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
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¿QUÉ SUCEDE SI VIVIMOS PREOCUPADOS POR ALGO
CONSTANTEMENTE?
Las preocupaciones o la sensación de peligro prolongada —real o imaginario— pueden
aumentar los niveles de cortisol hasta un 50 por 100 por encima de lo recomendable.
¡Dato fundamental para entender el estrés!: el cuerpo no se pone en marcha únicamente
ante un peligro real o una amenaza. También se activa —¡de la misma manera!— ante la
inquietud de poder perder nuestro trabajo o nuestros bienes o ante la posibilidad de que
peligre nuestro prestigio, una amistad o nuestra posición social en la comunidad o en un
grupo determinado.
El cortisol es una hormona cíclica, durante la noche su nivel es bajo y asciende hasta
el pico de las ocho de la mañana volviendo luego a descender de manera progresiva. La
liberación del cortisol posee un patrón que sigue habitualmente el ritmo de la luz: se libera
más al despertarse, lo que resulta en cierto modo beneficioso para activarnos por las
mañanas, decrece a lo largo del día y aumenta ligeramente al anochecer.
Cuando el cortisol se eleva de forma crónica pasa a comportarse como un
agente tóxico.
El estrés es uno de los factores predominantes que articula la respuesta inflamatoria del
organismo. A través de los tres principales circuitos —endocrino, inmunológico y
neuronal—, el estrés provoca modificaciones sustanciales en el correcto funcionamiento
de los sistemas involucrados en el proceso inflamatorio.
— En el endocrino, el organismo responde activando la liberación del cortisol y de
la norepinefrina. Si uno se «intoxica» por cortisol en sangre, se produce una
alteración de la respuesta inflamatoria.
— El sistema inmunológico también posee una relación importante con la respuesta
inflamatoria. Las células de defensa, que disponen en su membrana de receptores
específicos para el cortisol, se vuelven más sensibles y dejan de controlar de
forma tan específica la inflamación.
— El sistema nervioso es el responsable de elaborar y coordinar la respuesta frente
a una amenaza o peligro. El cerebro, mediante el sistema nervioso periférico (el
sistema nervioso simpático posee una importante función) ayudado del sistema
hormonal (cortisol), pone en alerta al resto del cuerpo. Estas señales permitirán
los cambios de nuestro organismo a que nos hemos referido para adaptarse a ese
peligro. Si el estrés se convierte en crónico, los mecanismos de adaptación y
reacción se saturan, pudiendo producirse un bloqueo neurológico que derive en
diferentes enfermedades.
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