Page 1295 - El Señor de los Anillos
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De otras razas
Ents.
El pueblo más antiguo que sobrevivía en la Tercera Edad eran los Onodrim o
Enyd. Ents se los llamaba en la lengua de Rohan. Conocieron a los Eldar en los
días antiguos, y de ellos tomaron por cierto no una lengua, pero sí el deseo de
hablar. La lengua que se forjaron difería de todas las otras: lenta, sonora,
acumulativa, repetitiva, de largo aliento por cierto; formada por una multiplicidad
de matices vocálicos y distinciones de tono y cantidad que ni siquiera los más
eruditos de entre los Eldar intentaron representar. La empleaban sólo entre ellos;
pero no les hacía falta mantenerla en secreto, pues nadie era capaz de
aprenderla.
Sin embargo, los Ents eran hábiles para las lenguas, las aprendían pronto y
jamás las olvidaban. Pero preferían las lenguas de los Eldar, y la que más les
gustaba era el antiguo alto élfico. Las palabras y los nombres extraños que los
Hobbits registraron (de los empleados por Bárbol y los otros Ents) son, pues,
élficos o fragmentos de lenguas élficas entrelazadas a la manera de los Ents. [58]
Algunas son Quenya: como Taurelilómëatumbalemorna Tumbaletaurëa
Lómëanor, que puede traducirse como: "Bosqueplurisombrío-negro-
valleprofundoBoscosovalleprofundo Tierralúgubre", con lo que Bárbol quería
expresar poco más o menos: "hay una sombra negra en los profundos valles del
bosque". Algunas son Sindarin: como Fangorn, "barba-(de)-árbol", o Fimbrethil,
"haya esbelta".
Los Orcos y la Lengua Negra.
Orco es el nombre que otras razas dieron a este pueblo inmundo en la lengua de
Rohan. En Sindarin era orch. La palabra uruk de la Lengua Negra, sin la menor
duda, estaba relacionada con ella, aunque se aplicaba por lo general sólo a los
grandes soldados Orcos que por ese tiempo salían de Mordor e Isengard. Las
especies menores eran llamadas, especialmente por los Uruk-hai, snaga,
"esclavo".
Los Orcos fueron criados por primera vez por el Poder Oscuro en los Días
Antiguos. Se dice que no tenían lengua propia, pero tomaban lo que podían de
otras y lo pervertían a su antojo; no obstante, sólo conseguían jergas brutales,
apenas suficientes para sus propias necesidades, a no ser que se tratara de
maldiciones e insultos. Y estas criaturas, colmadas de malicia y que odiaban aun
a los de su propia especie, no tardaron en desarrollar tantos bárbaros dialectos