Page 59 - El Señor de los Anillos
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anteriores al perfeccionamiento de este arte: bagatelas para los herreros de los
elfos, aunque a mi entender peligrosos para los mortales. Pero los realmente
peligrosos eran los Grandes Anillos, los Anillos de Poder.
» Un mortal que conserve uno de los Grandes Anillos no muere, pero no
crece ni adquiere más vida. Simplemente continúa hasta que al fin cada minuto
es un agobio. Y si lo emplea a menudo para volverse invisible, se desvanecerá, se
transformará al fin en un ser perpetuamente invisible que se paseará en el
crepúsculo bajo la mirada del Poder Oscuro, que rige los Anillos. Sí, tarde o
temprano (tarde, si es fuerte y honesto, pero ni la fortaleza ni los buenos
propósitos duran siempre), tarde o temprano el Poder Oscuro lo devorará.
—¡Qué aterrador! —dijo Frodo.
Hubo otro largo silencio. Sam Gamyi cortaba el césped en el jardín y el
sonido subía hasta el estudio.
—¿Cuánto tiempo hace que lo sabes? —preguntó Frodo por último—. ¿Cuánto
sabía Bilbo?
—Bilbo no sabía más de lo que te dijo; estoy seguro —respondió Gandalf—.
Ciertamente, nunca te habría dejado algo si hubiera pensado que podía hacerte
daño, aunque yo le prometiera cuidarte. Pensaba que el Anillo era muy hermoso
y útil en caso de necesidad, y que si había allí algo raro o que andaba mal era él
mismo. Dijo que el Anillo le ocupaba cada vez más la mente, cosa que lo
inquietaba; pero no sospechaba que el Anillo fuera el único culpable, aunque
había descubierto que necesitaba que lo vigilaran, pues no siempre parecía tener
el mismo tamaño y el mismo peso; se encogía o crecía de manera curiosa y de
pronto podía deslizarse fuera del dedo.
—Sí, me lo recomendó en su última carta —dijo Frodo—; por eso no lo saco
de la cadena.
—Muy prudente —dijo Gandalf—. Pero en cuanto a su larga vida, Bilbo
nunca la relacionó con el Anillo; se atribuyó todo el mérito y estaba muy
orgulloso, aunque cada vez más inquieto y molesto. Delgado y estirado, decía.
Señal de que el Anillo lo estaba dominando.
—¿Cuánto tiempo hace que lo sabes? preguntó Frodo de nuevo.
—¿Saber? He sabido muchas cosas que sólo saben los sabios, Frodo. Pero si te
refieres a lo que sé de este Anillo en particular, bueno, todavía no sé, podría decir.
Me falta una última prueba. Pero ya no pongo en duda mis sospechas.
» ¿Cuándo empecé a sospechar? —musitó Gandalf, recordando—. Espera…
fue el año en que el Concilio Blanco expulsó al Poder Oscuro del Bosque Negro,
poco antes de la batalla de los Cinco Ejércitos, cuando Bilbo encontró el Anillo. El
corazón se me ensombreció entonces, aunque sin saber todavía cuáles eran mis
verdaderos temores. Me preguntaba a menudo cómo Gollum había obtenido un
Gran Anillo, de un modo tan simple… Esto fue claro desde el principio. Después