Page 46 - III Concurso Literario
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-¿Color? ¿Felicidad? ¿Mi perro? ¿De qué hablan? ¿Cómo conocen ustedes a Apio?
¿Cómo saben que mi perro murió?
Francesca terminó de hacer estas preguntas, desconcertada y recordando a su perro,
tuvo ganas de llorar. Pero a pesar de la pena que sintió al pensar en su Apio ya no tenía
miedo porque Bing y Bong eran muy simpáticos.
-Precisamente, ¡jojojo!- dijo Bong sonriendo- Ahora estás triste y perdiste el color, estás
en blanco y negro.
-¿¡CÓMO?! ¿En blanco y negro?- Repitió Francesca mirándose a sí misma.
Para su sorpresa, comprobó que lo que decían Bing y Bong era cierto, estaba en blanco y
negro. Supuso que era parte de una magia extraña, un hechizo que habían hecho estos
dos simpáticos personajes, pero fuera lo que fuera, así se veía.
Sin darle más tiempo a procesar lo que estaba sucediendo, Bing le dijo que las pruebas
que tenía que pasar eran tres. Cada una de ellas le daría un rayo de color, y cuando se
completaran, su cuerpo volvería a tener colores y regresaría sana y salva a su mundo.
-¿Estas lista, jijiji?
Bing le había dicho que su primera prueba era hacer algún amigo nuevo del pueblo para
recuperar la confianza que tenía en sí misma.
-Supongo que sí… Pero no creo que pueda- dijo insegur
-¡Seguro que sí, jojojo!- dijo Bong y la empujó suavemente pero con firmeza para que
diera un paso hacia la bruma que de pronto había delante suyo.
En el instante siguiente Francesca se vio rodeada de los niños del pueblo, pero nadie
parecía verla. Les empezó a hablar pero nadie parecía escucharla. Un poco perpleja,
entendió que tenía que dirigir su atención al alguno de ellos. Tomó aire y le habló al chico
alto, de pelo negro y ojo verdes que estaba frente a ella. No sabía su nombre pero ya lo
había visto alguna vez en el club donde ella practicaba patín.
-Me llamo Kevin- le dijo él cuando finalmente Francesca lo saludó y le preguntó su
nombre.
Kevin le sonrió y le dijo a Francesca que él la conocía del club, que ya la había visto y
siempre quiso saber su nombre. Ella sonrió y se ruborizó un poco y, sin quererlo, ya había
ganado un color en su cuerpo. Quiso seguir hablando pero pronto la bruma blanca la
envolvió y Kevin desapareció, no sin antes decirle que esperaba verla pronto otra vez en
el club para seguir hablando.
Francesca estaba tan feliz cuando la bruma se disipó que abrazó espontáneamente a
Bing y a Bong. Ahora solo faltaban dos pruebas y su cara ya tenía un poco de color.
-¿¡Estás lista para la próxima prueba, jijiji!?
-Sí, más lista que la anterior, seguro.
La próxima prueba era contarle un chiste a los vecinos del pueblo para que recuperara su
risa.
Francesca pensó que eso no era tan difícil. Ella sabía contar chistes. Pasó la bruma
caminando y cuando llegó del otro lado y vio a sus vecinos, ya no se sintió tan segura.
-Hola… me llamo Francesca y hoy les voy a contar, eeem… eeem... un chiste- dijo