Page 43 - III Concurso Literario
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CATEGORÍA: 6
                  DISTINCIÓN: 2° Premio
                  CUENTO: Mi triste huida hacia la felicidad
                  SEUDÓNIMO: Auggie Matthews
                  AUTORA: Malena Garrido
                  GRADO: 6° A


                                              Mi triste huida hacia la felicidad



                  Mi vida nunca fue fácil. Por eso tomé la decisión que tomé. Tenía una forma muy diferente
                  de ver las cosas, y eso no me favorecía a la hora de hacer amigos o llevarme bien con
                  mis papás, especialmente para un chico de dieciséis años.

                  Ese  día  me  había  sacado  un  insuficiente  en  lengua  y  cuando  llegué  a  mi  casa  muy
                  estresado  me peleé  con  mis papás. Llorando,  salí  corriendo  bajo  la  lluvia  sin saber  mi
                  destino, pero estaba seguro de que a mi casa no iba a volver nunca más. Paré cuando no
                  podía correr más y noté que estaba en un callejón oscuro que no conocía. Edificios de
                  ladrillos y soledad eran lo único que me rodeaba. Me acosté en una esquina temblando de
                  frío. Vi que había una puerta trampa al costado mío y me dio miedo entrar, por lo que
                  decidí quedarme un rato más en la en la mojada equina. Pero la tormenta aumentó y no
                  tuve otra opción que juntar coraje y entrar.

                  Ante  mis  ojos  apareció  una  sala  blanca  de  la  que  salía  un  largo  pasillo  oscuro  que
                  conducía a otra sala blanca, de la que se desprendía otro tenebroso pasillo, que a su vez
                  volvía a terminar en una luminosa sala blanca. Esa situación se repitió muchas veces y mi
                  desesperación aumentaba  cada  vez que descubría  una  nueva  sala  o un  nuevo pasillo.
                  Después  de  avanzar  por  horas,  en  una  de  esas  salas  encontré  una  antigua  puerta  de
                  madera.  Inmediatamente  decidí  abrirla,  lo  que  me  costó  algo  de  esfuerzo.  Lo  que
                  encontré detrás me sorprendió.

                  Un  bosque  colorido  con  animales  que  parecían  estar  muy  felices.  Sin  entender  mucho
                  dónde estaba ni hacia dónde debía a ir, caminé buscando algún lugar en el que pudiera
                  descansar. Noté que a medida que avanzaba, todo el camino por el que andaba se iba
                  volviendo  gris.  Y  todo  lo  que  tocaba  se  volvía  gris.  Definitivamente,  mi  tristeza  estaba
                  invadiendo el lugar.

                  Lo peor es que rápidamente me di cuenta que todos allí notarían mi profunda angustia. Y
                  eso me devastaba.

                  Inmediatamente busqué ayuda, grité y grité, hasta que apareció un chico y me ayudó a
                  comprender  qué  era  ese  lugar.  Era  un  mundo  paralelo  al  mío  que  reflejaba  todo  lo
                  contrario a lo que sentía quién lo veía. A mí, que veía mi mundo como un lugar miserable
                  y  lleno  de  egoístas,  este  lugar  me  pareció  colorido  y  con  gente  muy  amable.  Pero  no
                  podía evitar mancharlo con mi desastrosa vida. Me sorprendí.

                  No  quería  estar  en  este  mundo,  pero  tampoco  tenía  planes  de  volver  al  mío.  Para  no
                  regresar tomé una decisión desesperada.

                  Decidí  quedarme  allí  por  un  tiempo.  El  chico  con  el  que  había  hablado  antes,  que  se
                  llamaba Pedro, me trató muy bien. Me dejó quedarme en su casa y ahí conocí lo que era
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