Page 38 - III Concurso Literario
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CATEGORÍA: 5
DISTINCIÓN: Mención Compartida
CUENTO: Libros secretos
SEUDÓNIMO: Unicornio
AUTOR: Julia Raffin
GRADO: 5º A
Libros Secretos
Antes de leer este cuento tienes que verificar que te haya llegado un libro de tapa
negra. Sólo si eres un chico/a especial ese libro estará en tu poder, si no es así te
recomiendo deshacerte de este cuento lo más pronto posible, porque esto es un
secreto. Si es así, continúa leyendo.
Ella siempre estuvo fascinada con ese ejemplar de tapas negra. Nunca nadie supo
qué leía o qué vivía cada vez que lo abría. Se pasaba horas y horas encerrada en
su cuarto en silencio. Su madre solía decir que ella se “transportaba a otro mundo
leyendo” pero nadie lo tomaba literal.
Se deben estar preguntando quién soy yo y por qué, si digo que nadie sabe qué
pasaba cuando leía, yo lo sé. Pero esta historia es sobre ella, no sobre mí.
Un día pude ver finalmente qué hacía cada vez que abría ese libro. Cerró la puerta,
apagó la luz y prendió una vela. Se sentó en el piso y cerró sus majestuosos ojos.
En cuestión de segundos, una magia dorada salió del inmenso volumen de tapas
negras y se apoderó de su habitación. Serenamente ella se introdujo en el libro y
éste se cerró bruscamente. La verdad es que me quedé helada mirándola, por
supuesto que ella no me vio, pero yo la vi. Al rato salió y como si nada hubiera
pasado, se fue a dormir. Todas las otras noches hizo exactamente lo mismo.
Una noche me invitaron a cenar a la casa de ella. Después de la cena pretendí ir al
baño, pero realmente fui a buscar el libro. Lo encontré dentro de una caja roja con el
nombre de la niña. Cuando abrí el misterioso ejemplar una magia dorada me
arrastró dentro de él. Finalmente abrí los ojos después de un viaje larguísimo y
delante mío vi un mundo increíble donde la magia y las criaturas fantásticas
abundaban. Cuando salí del libro, aturdida por lo vivido, vi a la madre de ella, a su
padre y a ella mirándome con enojo. Me dijeron cosas, que era una casa ajena y
que no podía merodear sin permiso. La única que no dijo nada fue la niña que me
miraba con una sonrisa acogedora. Después de eso me fui a mi casa y al otro día
me encontré con ella en las escaleras de mi edificio. Me preguntó qué había visto y
le respondí que todo. Una sola mirada me demostró que ella había guardado ese
secreto por mucho tiempo y ahora yo también lo sabía.
Como se pueden imaginar, yo estaba casi muerta de las ansias por saber qué tipo
de libro era ese y por qué una niña pequeña como ella tenía que guardar un secreto
tan grande. Me dijo que la esperara en un café nuevo en la esquina de la calle
Bulnes para contarme todo. A las 3 ella me esperaba sentada en una silla con una
chocolatada en su mano. Me contó todo, de principio a fin, lo malo y lo bueno. Esto
es lo que se: