Page 34 - III Concurso Literario
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CATEGORÍA: 5
DISTINCIÓN: 2° Premio
CUENTO: Los laberintos y las cuatro dimensiones
SEUDÓNIMO: El reloj de oro
AUTOR: Tomás Greco
GRADO: 5° B
Los laberintos y las cuatro dimensiones
El domingo de la semana pasada Tomás fue con su mamá y su hermana al Museo de
Bellas Artes, a ver la exposición de cuadros de Felipe Noé. Mientras la mamá de Tomás y
la hermana estaban viendo un cuadro, él se alejó a ver el cuadro escondido en la pared.
Lo tapaba una vieja cortina negra; Tomás la corrió y había un cuadro muy raro y viejo
como si ninguno supiera de él.
Mientras se acercaba al cuadro una fuerza que venía del espacio lo engulló y se lo llevó
adentro. Tomás no sabía que estaba pasando, y su mamá se preocupó mucho al ver que
su hijo no estaba por ningún lado; la hermana también. Mientras tanto, Tomás se
encontraba dentro de un laberinto y empezó a recorrerlo.
El laberinto estaba hecho de madera y un poco de roca. Cansado de caminar, se encontró
una roca en el piso, la pisó sin querer y apareció una máquina con una palanca. Tomó la
palanca y comenzó a girar; y se sorprendió al verse a sí mismo pero 10 años más viejo o
sea ¡tenía 20 años! Se había trasladado hacia el futuro, no sabía en qué pensar o cómo
regresar a casa. Estaba perdido: quería regresar a su época. De repente se le ocurrió una
idea en su cabeza: si primero la giró y fue hacia el futuro, si entonces la giraba de vuelta
regresaría hacia el pasado. La giró para atrás y apareció en su época; había regresado.
Pero no sabía cómo salir del laberinto, entonces descansó hasta la mañana siguiente. Le
pareció buena idea dormir y retomar fuerzas. A la mañana siguiente, Tomás empezó a
caminar por el laberinto y se encontró con una puerta, y cuando la abrió: Ahhhhh!!…..se
cayó. Tomás despertó en otra dimensión en el laberinto. Había monstruos, dragones,
sirenas, etc.
Mientras tanto, la mamá estaba muy preocupada entonces decidió poner carteles en las
paredes a ver si lo encontraban. Una niña de 11 años vió el cartel en el museo y decidió
buscarlo; dentro de la sala de exposiciones, descubrió un cuadro con una cortina negra
que lo tapaba. Una fuerza que venía del espacio la engulló y se encontró dentro de un
laberinto, pero diferente al de Tomás. Cuando empezó a recorrerlo la niña se topó con
una puerta; la abrió y BUM! se vió a ella en un espejo pero más alta, mucho más alta. Se
puso como loca por lo que le estaba pasando. La mamá de la niña de 11 años, muy
preocupada, ponía carteles en las paredes. Un niño de 12 años decidió ir a buscar a la
niña al Museo de Bellas Artes, cuando descubrió un cuadro con una cortina negra que lo
tapaba. Una fuerza que venía del espacio lo engulló y se encontró en un laberinto, pero
diferente al de Tomás y al de la nena. Encontró una puerta y la abrió; se vio jugando en
la plaza pero ¡enano y anchísimo! Estaba loco y no sabía qué hacer.
En otra punta del Museo una niña de 13 años le ocurrió la misma situación. Su laberinto
tenía una puerta de madera enorme y al abrirla se vió a sí misma ¡impresionantemente
gorda! Se puso loca porque no sabía qué hacer o porque estaba así.