Page 45 - III Concurso Literario
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CATEGORÍA: 6
                  DISTINCIÓN: Mención Compartida
                  CUENTO: Entre Mundos
                  SEUDÓNIMO: Lunática Luna
                  AUTOR: Violeta Ghenadenik
                  GRADO: 6° B

                                                       Entre mundos

                  Francesca vivía en la ciudad de Roma. Tenía once años, era rubia, de ojos color miel,
                  sonrisa alegre y un gran corazón. Vivía con su mamá Ilaria, su papá Aldo y su perro Apio,
                  que se había muerto hacía tan solo dos semanas. Francesca, que nunca había perdido a
                  un ser querido, se sentía deprimida y ya no sonreía.

                  Triste como estaba, en ese día soleado de verano, Francesca quiso ir a tomar aire fresco
                  para tratar de despejarse. Tomó un libro de su biblioteca y se fue a leer a la galería que
                  daba a la vereda. Cuando se sentó en el escalón de la puerta,  vio en la esquina de su
                  cuadra el taxi abandonado que tanto intrigaba a todos. El auto estaba cubierto de hojas y
                  enredaderas y ya se contaban miles de historias sobre cómo había llegado ahí y de quién
                  había sido. Decían que estaba embrujado, que era una máquina del tiempo, que había
                  venido del espacio exterior, y un montón de historias más. Tan misterioso era el auto que
                  ningún chico del barrio se atrevía a abrir la puerta y meterse adentro.

                  Francesca se quedó un rato pensando en el taxi y en que un día se animaría a entrar para
                  develar el misterio y luego se concentró en la lectura. Metida como estaba en el libro, se
                  sorprendió cuando Mauricio y Helena, sus mejores amigos, llegaron donde ella estaba.

                  -¡Hola Fran! ¿Qué haces?- preguntó Mauricio
                  -Leyendo un poco- contestó Francesca desanimada
                  -¿No querés venir a jugar con nosotros?- preguntó Helena
                  -Dale, ¿a qué juegan?
                  -A verdad o reto- le dijo Mauricio
                  -Fran, decidí vos, ¿verdad o reto?
                  -Reto- se animó Francesca
                  -Te retamos a que entres al taxi- dijeron Helena y Mauricio al mismo tiempo, con picardía.

                  Francesca,  aunque  muerta  de  susto,  fue  hasta  la  puerta  del  taxi  y  entró.  Entre  las
                  enredaderas y las plantas no se veía nada. Quiso correr un poco las hojas que tapaban la
                  ventana y, como arte de una magia inesperada, se abrió una grieta y vio un haz de luz.
                  Francesca gritó y saltó para atrás del susto, pero cuando Helena quiso darle la mano ya
                  era demasiado tarde: Francesca ya se había esfumado como absorbida por la misteriosa
                  grieta del taxi.

                  -Ya se está despertando, ¡jijiji!- dijo una voz desconocida
                  -¿Quiénes son? ¿Qué hago acá?- dijo Francesca aturdida
                  -Somos Bing y Bong, tus compañeros en esta aventura, ¡jojojo!- dijo Bong
                  -¿Aventura?  ¿Qué  aventura?  ¿Dónde  estoy?-  preguntó  Francesca,  cada  vez  más
                  alterada y nerviosa.
                  -¡Una aventura feliz, jijiji!- dijo Bing- Una aventura en que vas a tener que pasar una serie
                  de pruebas que te darán el color y la alegría que tenías antes de que tu perro muriera.
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