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El “Flow” es caer absorto en la ejecución en el proceso de realización de una tarea. Pates, Karageorghis,
Fryer, y Maynard (2003) refieren que los efectos de la música sobre las emociones y la motivación
pueden ayudar a entrar en un estado de flujo. Dichos autores han investigado el uso de música en
deportes de precisión e incluso en el ámbito de la selectividad universitaria. En ambos casos
concluyeron que las intervenciones con música e imágenes podrían mejorar el rendimiento mediante
la activación de las emociones y cogniciones asociadas a estados de concentración.
¿Y qué debemos considerar para elegir la música?
Preguntémonos entonces:
-¿Qué tipo de actividad se llevará a cabo?
-¿Cuál es el resultado deseado de la sesión?
-¿Qué objetivos específicos se persiguen en la sesión?
Sin duda saber ¿Cuándo?, ¿Cómo?, ¿Dónde? y ¿Por qué?, elegir música, puede ser aquel detalle
que mejore la calidad de tu entrenamiento y el rendimiento en competición. Tal como indican
Karageorghis y Terry, (1997) la música tiene el potencial de provocar un efecto pequeño pero
significativo en el rendimiento y el bienestar de los atletas. Del mismo modo su aplicación puede
provocar efectos a largo plazo reflejados en la adherencia al ejercicio.
No es menor saber elegir una lista de canciones adecuadas, para el entrenamiento o para el trabajo
pre-competitivo. Recuerdo haber trabajado aspectos psicológicos de la rutina de calentamiento con
un atleta velocista, quien me señalaba que durante el trayecto a la pista, mientras conducía su auto,
escuchaba música de películas, soundtracks cuyo contenido evocaba imágenes épicas, esto en
principio parecía acertado, sin embargo, nos dimos cuenta que la música provocaba pensamientos
centrados en la obtención del resultado, por tanto a la hora de calentar se sentía agobiado y
preocupado en exceso por rendir bien (ansiedad cognitiva). Luego de este descubrimiento, hicimos
algunas modificaciones: Ahora durante el trayecto se escucharía música energizante, que evocara
alegría pero ningún contenido en particular, el atleta eligió música electrónica. Más tarde, ya, en el
calentamiento mientras realizaba los últimos progresivos (ascensiones) ponía la música de su
soundtrack favorito, con el propósito de salir decididamente a competir. Las medidas de
autoconfianza subieron, mientras la ansiedad somática y cognitiva bajaron significativamente.
De este modo resulta de vital importancia el autoconocimiento del deportista, de sus sensaciones,
emociones y pensamientos. Esta exploración la inicia el deportista, el primer experto en su propia
experiencia y también puede ser guiado por Entrenadores y Psicólogos del Deporte.