Page 5 - Conscientes y atentos
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charloteo y su ruido impidieran una conversación seria y
poder concentrarse en cosas importantes. Por eso, les di-
jeron que se fueran. Para Jesús hubiera sido más fácil ha-
ber ignorado las quejas, seguramente autoritarias, de los
padres suplicantes; le hubiera resultado más cómodo ha-
berse desentendido de lo que estaba pasando y haberse
Muestra gratuita
concentrado en cosas más importantes. Pero para Jesús,
los niños eran lo más importante.
Detuvo su discusión, su conversación, su interacción
con los adultos, con los que tenían influencias o los que
tomaban decisiones, e impuso sus manos sobre los niños:
los jóvenes, los débiles, los insignificantes. Y les dijo: “de
los que son como éstos es el Reino de los Cielos”, y luego
simplemente siguió su camino, dejando a la multitud des-
concertada por sus palabras y acciones.
En estos pocos versículos, con pocas palabras, pero pro-
fundamente significativos en contenido, hay algo evidente
sobre la esencia misma de la consciencia cristiana. Un Cristo
compasivo que se percata de la existencia de esas personas
que parecen estar al borde de la vida, de los débiles y vulne-
rables. Su corazón está lleno de ternura por ellos y comparte
con ellos la bendición de Dios, poniéndolos como ejemplo
de aquellos a quienes pertenece el Reino de los Cielos, para
consternación y perplejidad de los que creen que el camino
a la felicidad está en los bienes materiales, el éxito, el poder
y una buena posición en la sociedad.
Ninguna de estas cosas importa al niño que vive el
momento presente, alegrándose con los descubrimientos
nuevos que hace a cada instante; descubrimientos sobre
sus habilidades físicas y mentales y sobre el mundo que
le rodea. Ellos perciben el mundo exterior como un lugar
encantador y fascinante, lleno de oportunidades para ex-
plorar y aprender, observando hasta los objetos más pe-
queños, centrándose en un insecto o una flor.
El mundo interior abre a nuevas áreas de posibilida-
des e interacción a los que juzgan a las personas por su
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