Page 10 - Un camino monástico en la ciudad
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Un camino monástico en la ciudad
 practica y enseña desde hace siglos. Todo ello a partir de lo que, jun-  Que Dios me perdone lo que en este Libro de Vida pueda estar
 tos, ya hemos podido experimentar y comprobar.  pensado o escrito imperfectamente, y que nos dé a todos la gracia de
 Me ha parecido que era bueno recordarnos sin cesar la razón fun-  tomarlo real y perfectamente en serio y la de mejorar con la perfec-
 damental y la referencia esencial a partir de la que todo se ordena. Ba-  ción de nuestra vida la imperfección de lo que está escrito. De manera
 sándola, al mismo tiempo, en el ejemplo de la Santa Trinidad y en el   que sirvamos según la vida nueva del Espíritu y no según la letra vieja
 Rostro de Cristo, referencia perfecta para una vida de caridad, oración,   de la Ley (Rom 7,6).
 trabajo, silencio y acogida; modelo único de pobreza, castidad, obe-
 diencia, humildad y gozo.               La gracia del Señor Jesús esté con vosotros
 Igualmente, me ha parecido bueno y necesario apoyar todas estas   (1 Cor 16,23-24).
 llamadas en lo que tantos santos monjes y monjas, y en lo que nues-
 tros Padres en la fe, han podido escribir o vivir en este mismo sentido   Os amo a todos en Cristo Jesús.
 y con idéntica finalidad. Y también, lo más posible, en referencia a la   Hermano Pierre-Marie Delfieux
 Virgen María, a quien nuestras Fraternidades están consagradas.
 Trataros “de tú” me ha parecido que era la mejor manera de tradu-  París, 29 de junio de 1978.
 cir un diálogo directo, sencillo y personal; no un diálogo entre mí mis-
 mo y cada uno de vosotros, sino entre el Señor con cada una y cada
 uno de nosotros, hablando directa, sencilla y personalmente; como   Muestra gratuita
 sucede en la mayor parte de las reglas monásticas y en el diálogo bíbli-
 co y litúrgico.
 Por eso, voluntariamente, he puesto pocas comillas y he escrito las
 citas al margen o a pie de página para expresar claramente lo que vie-
 ne de Él y para que pueda consultarlas quien lo desee.
  Ahora nos toca acoger juntos este Libro de Vida que, más que una
 regla propiamente dicha, es un trazado espiritual que, con bastante pre-
 cisión, da las grandes orientaciones fundamentales de nuestro camino,
 para guiar comunitariamente nuestro caminar y para ritmar armoniosa-
 mente nuestra vida. Este libro hemos de leerlo, orarlo, acogerlo y vivirlo
 con tanta humildad como verdad, con tanto fervor como obediencia.
 Una regla de vida vale, no por lo que proclama, sino por lo que de
 ella se vive. Una hermosa regla no vivida se queda en letra muerta,
 pero una regla imperfecta, bien vivida, se convierte en espíritu y vida.
 Ante los ojos de Dios no son justos los que escuchan la ley, sino los
 que la cumplen (Rom 2,13; Lc 11,28).



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