Page 7 - Un camino monástico en la ciudad
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Prefacio
                  Que el lector de este homenaje fraterno comprenda mi estima y mi                                                        Introducción
               gratitud por la consideración del fundador y de su familia espiritual
               que me han gratificado con el valioso apoyo de su ferviente oración y
               su amistad.


                                                          † Cardenal Marc Ouellet
                      Muestra gratuita
                                       Prefecto de la Congregación para los obispos
                                                         En la fiesta de San Benito
                                                               11 de julio de 2019


                                                                                                    A vosotros, hermanos y hermanas, gracia y paz de parte de Dios
                                                                                                    nuestro Padre y de Jesucristo, el Señor (Ef 1,2).
                                                                                                       ¿Quién soy yo, pecador y mortal, para proponeros un Libro de Vida
                                                                                                    cuya finalidad no es otra que caminar juntos hacia la santidad? Pero, por
                                                                                                    otra parte, ya que Dios así lo quiere, ¿cómo no aceptar convertirme en
                                                                                                    el instrumento inútil, del que Dios siempre quiere servirse (Hch 9,15; Lc
                                                                                                    17,10), para intentar expresar en términos apropiados nuestra regla de
                                                                                                    vida, a partir del momento en el que a todos nos ha parecido conve-
                                                                                                    niente, e incluso necesario y bueno?
                                                                                                       Con respeto y temblor me he puesto a la escucha del Espíritu San-
                                                                                                    to, y también me he puesto a trabajar, con la clara convicción de que
                                                                                                    nada tenía que dar de mí mismo, sino recibirlo todo de Dios para,
                                                                                                    simplemente, ordenarlo conforme a nuestro caminar y a nuestra si-
                                                                                                    tuación actual, sostenido por la confianza y la oración de todas y de
                                                                                                    todos vosotros, cuya fuerza y profundidad he sentido tan claramente
                                                                                                    en estos días. Días de soledad, de oración y de silencio, en que, pues-
                                                                                                    to de rodillas, he intentado recibir, de la Escritura y de la Tradición, lo
                                                                                                    que Dios mismo había sembrado ya en nuestros corazones y en nues-
                                                                                                    tras vidas (Dt 30,14).
                                                                                                       A lo largo del libro he intentado, lo más posible, no hablar de otra
                                                                                                    cosa sino de lo que el Señor ya nos ha revelado y enseñado, apoyándo-
                                                                                                    me en la Sagrada Escritura, en el recuerdo vivo de Cristo, en la voz in-
                                                                                                    terior del Espíritu que impulsa e ilumina todo, y en lo que la Iglesia

                 10                                               © narcea, s. a. de ediciones
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