Page 8 - Un camino monástico en la ciudad
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Que el lector de este homenaje fraterno comprenda mi estima y mi   Introducción
 gratitud por la consideración del fundador y de su familia espiritual
 que me han gratificado con el valioso apoyo de su ferviente oración y
 su amistad.


 † Cardenal Marc Ouellet
                      Muestra gratuita
 Prefecto de la Congregación para los obispos
 En la fiesta de San Benito
 11 de julio de 2019


               A vosotros, hermanos y hermanas, gracia y paz de parte de Dios
               nuestro Padre y de Jesucristo, el Señor (Ef 1,2).
                  ¿Quién soy yo, pecador y mortal, para proponeros un Libro de Vida
               cuya finalidad no es otra que caminar juntos hacia la santidad? Pero, por
               otra parte, ya que Dios así lo quiere, ¿cómo no aceptar convertirme en
               el instrumento inútil, del que Dios siempre quiere servirse (Hch 9,15; Lc
               17,10), para intentar expresar en términos apropiados nuestra regla de
               vida, a partir del momento en el que a todos nos ha parecido conve-
               niente, e incluso necesario y bueno?
                  Con respeto y temblor me he puesto a la escucha del Espíritu San-
               to, y también me he puesto a trabajar, con la clara convicción de que
               nada tenía que dar de mí mismo, sino recibirlo todo de Dios para,
               simplemente, ordenarlo conforme a nuestro caminar y a nuestra si-
               tuación actual, sostenido por la confianza y la oración de todas y de
               todos vosotros, cuya fuerza y profundidad he sentido tan claramente
               en estos días. Días de soledad, de oración y de silencio, en que, pues-
               to de rodillas, he intentado recibir, de la Escritura y de la Tradición, lo
               que Dios mismo había sembrado ya en nuestros corazones y en nues-
               tras vidas (Dt 30,14).
                  A lo largo del libro he intentado, lo más posible, no hablar de otra
               cosa sino de lo que el Señor ya nos ha revelado y enseñado, apoyándo-
               me en la Sagrada Escritura, en el recuerdo vivo de Cristo, en la voz in-
               terior del Espíritu que impulsa e ilumina todo, y en lo que la Iglesia

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